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Cualquier persona sensible hacia el arte y el diseño no puede dejar de emocionarse en la capital lombarda. Pasearse o deambular por el centro de la ciudad y especialmente por el denominado "Quadrilatero" y sus calles adyacentes es toparse continuamente con lo mejor de la creatividad del diseño más avanzado en un entorno monumental maravilloso. La perfecta integración entre esa belleza monumental y el arte creativo forman un todo que parece retroalimentarse el uno al otro. Callejear por estos entornos es un placer lujoso y estéticamente pecaminoso por abusivo.

Estos días se celebra la Semana de la Moda de Milán. Bajo la de denominación de "Milan loves Fashion" la moda sale a la calle en forma de presencia física en los espacios públicos. En el Octágono de la Galería Vittorio e Manuelle se ha montado un escenario en escalera ciertamente original donde periódicamente y a lo largo del día se producen pases de modelos. Las mejores y más conocidas marcas están presentes. El mundo de la moda se acerca al conocimiento de la calle. En la parte trasera de este escenario, a la vista de todos y frente a la tienda de Prada, se muestra cómo se maquillan las modelos y se ven los nervios del "backstage" antes del inminente desfile.

Las calles de la zona de Montenapoleone, una de las zonas más exclusivas, a poca distancia del Duomo, se muestran en todo su esplendor y son muchas las firmas que organizan eventos especiales para celebrar esta Semana de la Moda. Este pasado domingo "Dolce e Gabbana" organizaba un evento en sus locales de la Via della Spiga que contaría con la presencia física de su icono de la temporada Naomi Campbell. Una alfombra roja protegida ocupaba parte de esa estrella calle para recibir a los tops de lo más fashion del momento. Belleza y lujo por centímetro cuadrado.

La moda en Milán es también, y sobre todo, sinónimo de negocio. La creatividad y la moda mueven miles de millones de euros y esparcen su influencia estética por todo el mundo. A imitación de lo que significó el negocio de la influencia de la música popular británica en los años sesenta y setenta en todo el mundo, la moda es un inmenso negocio para Italia.
El cosmopolitismo que normalmente representa a esta ciudad italiana, aumenta estos días con la presencia de miles de visitantes de todo el mundo atraídos por la Moda. En un restaurante céntrico coinciden varias mesas con diversos protagonistas. En una hay una chinita con un italiano bregado aunque sin clase. La mandarina, asustadiza, prevé el peligro mientras el "spaghetti" husmea un festín (Rodríguez de la Fuente hubiese rodado un buen reportaje: una hiena en plena caza y a punto de cobrarse su pieza). Me enfado: en lugar de un vulgar vino Lambrusco ni siquiera tiene el detalle de pedir un "Brunello di Montalcino". Un tacaño. En otra mesa, una italiana intenta acogerse al cariño de un japonés (o chino, ya los confundes en los postres). Hay también dos amigas que se gustan y dos amigos que deben de jurarse imposible fidelidad. Varias parejas de las de antes denominadas normales también cenan. Una de ellas en silencio (¿aburrimiento o estabilidad?).

Coincidiendo con la Semana de la Moda se celebra también en la plaza del Duomo el llamado "Live Mi". Son una serie de actuaciones musicales que, desde un escenario monumental instalado lateralmente a la fachada de la Catedral, se ofrecen a lo largo de todo el día. Un espectador se pregunta si no es algo irrespetuoso machacar de "house" y "tecno" el entorno de una de las joyas del arte gótico europeo. ¿Influencias del laicismo? También se hace en Menorca.

En otro momento otro espectador se irrita al escuchar lo que parecen ritmos árabes. Se pregunta si es multiculturalismo o estupidez supina. Es la tierra de Orianna Fallacci. Yo me pregunto cómo en una tierra que transpira arte y cultura pudo ser posible el fascismo de Mussolini. ¿La tradición cultural y artística de un país pueden evitar una dictadura? No pueden. Ya lo hemos vivido varias veces en el pasado siglo XX. ¿Lo empezamos a vivir ahora en Catalunya?

Vuelta a la moda. Muchos bisuteros menorquines tienen en Milán un punto de referencia. Son ya treinta años de participaciones en ferias y exposiciones. Esperemos que los acuerdos de SEBIME con los italianos esta vez se cumplan. Nunca lo han hecho. La moda para Menorca también significa, aún, una fuente de ingresos.