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En la celebración del II Foro Illa del Rei escuchamos interesantes diagnósticos y propuestas de los ponentes, y también apasionantes reflexiones del público asistente en el posterior debate. Lo más evidente del II Foro fue la pregunta que encabeza este escrito, es la gran incógnita que debemos resolver todos los menorquines (Administración pública, iniciativa privada, asociaciones empresariales y los ciudadanos) sin más dilaciones, nos jugamos el presente y futuro económico de las próximas generaciones. La solución a esa pregunta la sabemos y pasa por encontrar el "consenso social o diálogo social" donde prime siempre el interés general (no el de unas minorías). Sólo así seremos capaces de reconducir y superar los males que sufre nuestra querida "Roqueta" .

Por lo tanto, cuando los menorquines tengamos claro qué Menorca queremos, la sociedad en general será capaz de visualizar el cómo, el cuándo y el dónde, y así desarrollar un Plan Estratégico Turístico como hoja de ruta para empresarios, inversores y ciudadanos en general. La actitud y las aptitudes para gestionar el cambio, las tenemos (talento, creatividad, capacidad de gestión, liderazgo). Debemos mejorar todo aquello que nos resta y apostar por el sumar, buscando aquellos "nichos o targets" de mercado donde podemos ofrecer nuestros servicios y productos siempre con un sello de calidad, profesionalidad y de diferenciación. Por supuesto, necesitamos mejorar nuestras autopistas aéreas con más enlaces y a precios más económicos. ¿Está dispuesta la sociedad menorquina a reinventarse o prefiere más de lo mismo?, ¿los actuales partidos políticos del CIMe que nos "gobiernan" apuestan de verdad por estos cambios de futuro?, ¿cuándo se dignarán los ayuntamientos de Menorca a mejorar los servicios (playas, aceras, alumbrado, asfaltado, alcantarillado, limpieza, acceso a internet, etc.) de nuestras urbanizaciones?, ¿Cuándo reinvertirán parte de lo que recaudan del IBI en las urbanizaciones?, ¿Cuándo fomentarán entre los menorquines la vocación de servicio hacia los turistas?, ¿Cuándo se eliminará esta excesiva burocracia y normativas que sólo crean inseguridades jurídicas y desilusiones al inversor?, ¿Hasta cuándo esta ambigüedad e indecisión?, ¿Cuándo aplicarán de una vez por todas razonamientos profesionales y no criterios políticos en las inversiones de futuro? Si esta metodología de "trabajo" no cambia, difícilmente se podrá producir el cambio deseado por la inmensa mayoría de los menorquines y de los no residentes que aman Menorca. Nos guste o no, todos estamos en el mismo barco (funcionarios, empresarios, autónomos, trabajadores y ciudadanos civiles) y lo mejor para todos sería tener claro la misión y el destino del barco (objetivos, deseos, necesidades, normativas).

Si esto no se produce, entonces, la última oportunidad de cambio o de "rumbo" pasará inevitablemente por la asistencia masiva de los menorquines a los próximos comicios electorales (26.000 votantes se abstuvieron de votar). Cuando llegue ese día "D" (mayo 2011) tan crucial y esperado, todos los menorquines deberíamos preguntarnos qué puede hacer nuestro voto por Menorca y qué Menorca queremos en el futuro.