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La errática política económica del Gobierno tiene en la subida del IVA un ejemplo evidente. La medida se anunció en septiembre y se esperó a julio para aplicarse porque se preveía una mejora económica y del consumo que no se han producido. Por tanto, el incremento de dos puntos en el régimen general y de uno en el reducido, que perjudicará el turismo, no están justificados. La revisión del IVA afecta a todos, al margen de la renta, y supondrá un coste medio familiar de 300 euros al año. Es un error más de una administración que ya lamenta haber suprimido el impuesto sobre el patrimonio y que seguramente se arrepiente de la inyección de 400 euros del IRPF en el bolsillo de los ciudadanos para animar el consumo, lo que tampoco sucedió. Otro error de cálculo con la subida del IVA tendrá consecuencias negativas. El Gobierno juega con que muchos empresarios, entre ellos los hoteleros, no van a aplicar la subida, o no podrán hacerlo, y la soportarán con cargo a sus beneficios, si es que existen. Además el nuevo IVA casi coincide con el inicio de las rebajas, que en Balears empiezan el 7 de julio, y que deberían servir para animar el consumo. El Gobierno se ha precipitado y sin embargo no es capaz de rectificar.