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Pues eso parece ¿no?. Todos los datos así lo estiman y así lo aseguran. Efectivamente y sin posibilidad de confusión o suavización disimulable, todos los indicadores económicos de la isla bajan, descienden y/ o se malician contra la estabilidad económica y el progreso de la isla. En plena temporada turística el paro prácticamente no disminuye pero sí desciende el número de llegadas de viajeros (cuando sube en las otras islas). El continuado retroceso del turismo extranjero sigue siendo escandaloso. Mientras, y como consecuencia lógica, también bajan los resultados económicos de la inmensa mayoría de sectores relacionados (varios de ellos ya en la práctica ruina), etc. y existe una sensación para el próximo otoño que literalmente "aterra".

Mientras el CIM se ha decantado por unas acciones discutibles (y discutidas) al invertir una ingente cantidad de dinero público para reactivar la llegada de turistas este verano, se presiente ya el fracaso de tales esfuerzos. Una diversidad de acciones (desde el anunciado autobús "correcaminos" a los yaks, etc.) muestran una falta de dirección en la política turística que augura un claro resultado negativo. Este fracaso (¿anunciado?) ya reactiva, además, las luchas cainitas entre los varios sectores que forman el sector turístico de la isla.

Por una parte están los hoteleros que van a lo suyo (¿no es normal?), y por la otra los que creen sufrir (o directamente sí sufren) las políticas suicidas de algunos que han pretendido llenar la isla con turistas del más bajo nivel (all inclusive) que sentencian a muerte todos los demás sectores que dependen del gasto turístico complementario. Por otra parte invadir los campos profesionales de los otros puede resultar contraproducente para todos. Unos y otros no deberían de enfrentarse sino complementarse.

Entretanto, el Consell Insular se dedica a lo que mejor sabe hacer: la política de la sonrisa festiva y la foto populista. Felicitar insistentemente a los menorquines en sus fiestas patronales se ha convertido en una auténtica "acción de gobierno". Se pasan todo el verano dispendiando dinero para felicitar a todo lo felicitable. Deben de estar convencidos que mostrar una alegría desbordante en los actos festivos les protegerá de las críticas (¿Por qué están siempre tan alegres? ¿Van todos siempre "mervels"?). Parece ser que, esperanzados en que la "pomada" o el "gin amb llimonada" apacigüe las cuitas de los isleños, las caras visibles del CIM están dedicados a tener presencia activa y "full time" en todos los saraos que se montan. Practicar constantemente la "foto-politik" (con sonrisas forzadas y un punto temerosas, no vaya a ser que algún ciudadano, envalentonado por el ambiente festivo, les cante las cuarenta..y ¡sea aplaudido por el resto!) puede resultar desubicado y patético cuando tantos menorquines están sin empleo y sin expectativas de futuro. Alguna contención en las alegrías desmesuradas podría ser aconsejable.

Back to the real world. La caída de la riqueza de la isla ha sido constante desde hace prácticamente diez años. La crisis actual no comenzó sino hace tres, por tanto ha habido siete años de descenso no justificados por el mal momento económico mundial sino por las erróneas políticas económicas y sociales llevadas a cabo por los dirigentes de esta isla a partir de principios del nuevo siglo.

Otras veces hemos recordado que han sido los tradicionalistas del PSM, con la colaboración imprescindible de la yenka del PSOE, quienes han puesto los cimientos para arruinar esta isla (antes próspera y eficiente). Sin embargo y como arengó el General Custer a sus escasas tropas en pleno asedio a sus posiciones por parte de los indios: "Tenemos al enemigo en frente, tenemos al enemigo detrás, en el flanco izquierdo y en el derecho…!no podrán escapar!". Efectivamente, cuando parece que Menorca está sitiada por los errores cometidos por aquellos que, impregnados de actitudes e ideologías rancias y sectarias , la ayudan a empobrecerse, debe de surgir más que nunca la determinación para cambiar la realidad y cambiar el rumbo de las cosas. Existe un cupo fijo de votantes eco-tradicional-nacionalistas: 3.350 votos. Lo positivo es que esta cifra difícilmente aumentará pero se mantendrá similar o tendrá un descenso suave. Lo que puede dar un cambio a la isla es conseguir que parte de los 26.071 menorquines (un 41,30%) que no votaron en las pasadas elecciones, lo hagan el próximo año y propicien el cambio necesario. Votemos la próxima vez y evitemos la decadencia de la isla.