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Los docentes cuya "materia prima" es la juventud, afirman que ésta es el reflejo de la sociedad, afirmación que nadie les debate, porque es así, los jóvenes marchan al ritmo que la "orquesta" les marca, consumen lo novedoso, lo más chic... yo, aquí y ahora me apropiaré de esta afirmación para ubicarla en otro contexto y diré que la televisión de cada día es la "fotocopia" de la Sociedad actual.

Creo sinceramente que cada etapa, cada momento tiene sus cosas, sus exponentes, algunos buenos y otros malos y muchísimos de mediocres; no creo en que "todo tiempo pasado fue mejor", el ayer y no digamos el anteayer, tuvo momentos brillantes y otros que, aunque siguen estando en nuestras mentes, merecen ser ignorados porque fueron de una inusitada cutrez, sin embargo recuperar algunos de ellos, especialmente de los que dejaron poso, es un ejercicio de higiene mental dada la discutible calidad de algunos programas, más de los deseados, que la tele ofrece a diario; particularmente recuerdo un programa de sobremesa que presentaba Jesús Hermida; era una mezcla variopinta al estilo del "maestro" en que aparecía un invitado que era entrevistado con la maestría del periodista; en cierta ocasión la invitada fue Gloria Fuertes, ("Nuestro cuerpo no es más que el palacio / la casa o la chabola donde reside lo importante. / Lo importante es el habitante, / nuestro espíritu / nuestra mente / nuestro talante") y, a mi esposa y a mí que lo seguíamos con atención nos supo a "gloria". ¿Y, qué decir de "La clave"? aquel inolvidable programa dirigido por Balbín, que abrió puertas y derribó barreras... enorme, trascendental, oportuno. Y como estos dos ejemplos hubo más, incluso los de entretenimiento tenían una gran calidad, calidad que hoy no se da, calidad que ha sido, no en todos, reemplazada por la vulgaridad.

Me saben a vergüenza ajena algunos programas en que la chabacanería está presente a lo largo y ancho de todo el "espectáculo", en que "personajes" salidos de la nada, sin un mínimo de preparación cultural se han convertido en iconos de muchísima gente, embaucados por sus gestos, sus ademanes y su "vale..."; personajes, más bien "personajillos" que lamentablemente crean escuela y se han convertido en prototipos de una sociedad vacía de valores humanísticos.

Otros programas no tienen el más mínimo pudor en incidir reiteradamente en aspectos negativos y muy personales de determinados toreros, artistas o gente que califican de "glamurosa"; todo un desfile de "modelos", sin olvidar que muchos de ellos van desfilando por los distintos platós ofreciendo sus propias vergüenzas, incluso sus supuestos delitos cobrando por ello un buen "puñado de dólares". Es, una muestra de la España de siempre, la de la pandereta.

No pretendo que todos los programas vayan dirigidos exclusivamente a intelectuales, lo que quiero es que todos ellos tengan una calidad media razonable; que el abanico sea lo más amplio posible, que vaya desde aquellos que pretendan entretener hasta los que intentan que el telespectador piense... tertulias, programas de confrontación dialéctica los hubo y los hay, algunos sumamente oportunos e interesantes pero, para la gente normal, la oferta nefasta, cien por cien preocupante, indicativa del bajo nivel cultural de nuestro país al menos ésta es la impresión que causan dichos programas.

Analistas al uso dicen que la oferta es consecuencia de la demanda, que la cuota de audiencia es la que determina el formato de la programación, el contenido es secundario lo que importa es captar el mayor número posible de "consumidores"; puede que lleven razón, que sea así, pero para mí tal argumento no me satisface; yo, que estoy en contra de la vulgaridad, apuesto por la calidad, pero en todos los programas tanto los de entretenimiento como los culturales etc. porque creo que en el fondo, lo que se ofrece es una ofensa a la inteligencia de los telespectadores.

P.D.– Recomiendo un programa de gran sensibilidad: "Mujeres ricas"... aunque también recomiendo guardar la metralleta bajo siete llaves, porque la tentación de salir con ella y dar gusto al gatillo es grande, de pecado mortal. Lo dicho, la España de siempre.