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La memoria de 2009 de Caritas pone de relieve el alcance de la situación socioeconómica que atravesamos, casi dos mil personas recurrieron el año pasado a sus prestaciones, la cifra más alta en los tres últimos lustros. La entidad diocesana realiza este servicio por compromiso con los valores de la Iglesia católica, de la que forma parte, y por una vocación social que se ha fortalecido a golpe de acción, entrega y presencia. Su trayectoria y la progresiva transformación del mundo han convertido Caritas en una organización de eficaz labor humanitaria, en itinerario de inserción y en agente profesional del marginado. Socorrer al necesitado sigue siendo el primer mandamiento pero la experiencia y la búsqueda de soluciones a medio y largo plazo aconsejan orientar el trabajo hacia objetivos más completos con el fin de combatir la pobreza desde una perspectiva que va más allá del momento coyuntural. Sin embargo, la crisis, agudizada en lo que va de año, obliga a un permanente plan de choque ante el incremento de la demanda de prestaciones con más de un centenar de personas que acuden por primera vez. Detrás de la memoria presentada el viernes, en cada número, hay una realidad personal y familiar de angustia y de dignidad humana.