A pesar de encontrarme en la adolescencia, más conocida como la edad del pavo, hoy transcurridos cincuenta años, debo dar la razón a mi vecina na Tònia de Ferreries, se me veía demasiado responsable para mi edad. Claro está, que quien me inducía a mis actos siempre fue el de la motora de la Mola. Incluso, el que me atreviera a escribir esta publicación, debo añadir, que no fue fácil. Primero por mi desconocimiento de cómo la debía efectuar. Segundo, por las interrupciones que la misma ocasionaba. Los otros, los que allí se encontraban presentes, interrumpían constantemente a en Josep. Invitándole a rectificar, lo que él creía era tal cual como me lo contaba.
Haciendo caso a Gori me dejaba llevar per es guapo, preguntándome el por qué, de su apodo. He intentando continuar con mi cuestionario.
Pepe, ¿había muchos carros?
No, que va, la gente iba a pie para ir a las fincas o a otros pueblos, usaban caballerías, principalmente asnos, incluso el correo con Ciudadela se hacía con los mismos. Recuerdo que salía a las cuatro de la madrugada y, según tengo entendido, llegaba a su punto de destino al anochecer. Tan sólo los señores disponían de caballos. En los predios se trabajaba con los bueyes.
¿Recuerda, el primer coche?
El primer coche de tránsito para pasajeros lo estableció, un señor al que llamaban, Jaime Llabrés en Jaume Nou.
¿Había muchos cafés?
Muchos más de los que hay ahora, principalmente las llamadas tabernas, que se encontraban en sótanos. Eran famosos los glosats que divertían a los concurrentes. No pudiendo acudir las mujeres hagués estat una feta, molt criticada per tothom. Si en ocasiones bajaba la escalera alguna de ellas se armaba un revuelo, todos intentaban mirar hacia arriba en busca de los tobillos, tan escondidos por los faldones que tapaban los pies. Aquellas aventuradas no gozaban de muy buena fama. Lo que sí abundaban eran los borrachos que consumían un exceso de vino, gin y lo que se conocía como aguardiente.
Había mucha competencia con el vino, principalmente entre el que hacían en Sant Lluís, Sant Climent y Llucmaçanes. Fue así como se iniciaron estos tres puntos competitivos y rivales a la vez con sus "gloses", que se llevaban a cabo las noches de los sábados. Era frecuente que finalizaran con peleas que conllevaban multas y un valga'm Déu.
Los señores se reunían en sus casas, donde daban fiestas. Muy pronto se establecieron los llamados casinos. Fueron ellos mismos es senyors que viajaban a la península y al extranjero los que llevaron la idea de los mismos. Recuerdo la primera vez que entré en el casino la Unión, conocido por los menestrales. Se fundó en la calle de la Iglesia, pasó a la Ravaleta, después a la calle Nueva, donde todos los aquí presentes vimos el Crédito Mercantil, donde se hacían funciones y lo que se podría llamar punto de reunión, se encontraba en la actual banca Catalana, pasando la esquina de la calle Nueva con el Portal de Mar.
Otro famoso, fue el Consey, El Liberal…
La gente del pueblo, acudía a otra clase de espectáculos, pero siempre gastando muy poco. Continuó diciéndome: yo, con mi madre, mi abuela y hermanos, íbamos a la calle de santa Eulalia, donde se encontraba una especie de teatro, muy pobre, se conocía como el Olimpo, donde se reunían hombres y mujeres aficionados al arte de Talía. Representaban funciones, a veces los niños también subían al escenario para escenificar alguna escena. Siempre pensé que aquel local, dio pie a fundarse lo que se conocería como el Trianón.
¿Y los bailes?
Pues sí, también bailábamos. No como ahora (esta entrevista tuvo lugar en 1961), llevándose a cabo en sótanos que se arreglaban para dar un buen aspecto. Reuniéndose varios guitarristas, guitarrons, uns orgues y por lo menos un violín para acompañar a los danzantes de fandango y de jotas. La primera vez que vi bailar lo que llamaban un ball rodat, ya era un adulto. Aquello fue un paso a la modernidad y como tal muy criticado. Las primeras mujeres que dejaron ser cogidas por un hombre fueron molt ralladas que era como se denominaba a las más aventajadas.
¿Recuerda algo del teatro Principal?
Ya lo creo, empezaba la temporada operística en noviembre y duraba hasta carnaval .Los mahoneses, tenían por costumbre bajar al muelle a recibirles, solía pasar un bando por las calles anunciando el día de su llegada, representando una gran fiesta, si se tiene en cuenta lo pueblerinos que éramos, representaba un gran acontecimiento. El vapor venía lleno, ocupado por el director, músicos, tramoyistas, artistas, todos ellos con sus respectivas familias. Llegaban gentes de todas las edades. Hubo quienes quedaron estableciéndose en nuestra ciudad. Entre ellos, el maestro Domenico Bellissimo.
Tuve la suerte de ver muchas representaciones. Junto a otros niños transportaba instrumentos musicales. Recuerdo que toda una temporada me encargué de llevar un chelo al Teatro y una vez acabada la función lo devolvía a una casa de la calle de Anunciavay donde vivía el "siñore Raffaello" en calidad de realquilado. Aquel maestro daba clases a particulares de toda clase de instrumentos . Por aquel trabajo me daba unas perras y tres entradas para que mi madre, la abuela y quien me apeteciera, pudiera asistir a la representación. Mi pobre madre, que trabajaba com un ase, las vendía y con la ganancia celebrábamos un banquete No es que hiciéramos ninguna fiesta, me refiero que cocinaba una abundante olla de caldo con su carne, patatas, garbanzos, haciéndola cundir para toda la semana, jamás lo olvidaré. No es extraño que el día que se marchaban los mahoneses vivieran una jornada de luto. Daban trabajo a las modistas, sastres, zapateros, barberos, ni havia per tothom.
Apunta…que también venían otras compañías, a las que se les conocía como de "verso" De estas no vi ninguna, decían los mayores que resultaban aburridas.
En aquel instante fuimos interrumpidos por mi padre al pedirle que me hablara, de cosas de baixamar, que a él tanto le agradaba escuchar y, que en sucesivas ocasiones escribiré. Recuerdo que al llegar a nuestra casa sacó de uno de los cajones de la cómoda, una gran hoja de papel de periódico amarillento por el tiempo transcurrido, donde se podía leer lo que copiaré para todos ustedes:
Comandancia de Marina, de la provincia de Menorca: próximas las épocas en que debe dar principio la extracción de mariscos y pesca de langosta macho, se recuerda a los mariscadores y pescadores que a dichas industrias se dedican que tanto los moluscos como el crustáceo indicado deben reunir por lo menos las dimensiones que a continuación se expresan:
Escupiñas grabadas en su mayor dimensión…… 60 milímetros
Escupiñas lisas 30
Peus de cabrit 40
Dátiles 60
Romeras 50
Musclos 40
Hostia blanca 60
Hostia vermella 30
Langosta macho, desde el ojo al arranque de las aletas terminales de la cola y hembras cuando en el 31 de marzo se termina la veda, 20 centímetros.
Lo que se hace público, a fin de que por ningún concepto se extraigan individuos de dichas especies que reúnan menores dimensiones de las expresadas, pues los que faltaren a dicho precepto serán castigados con multas de 25 a 100 pesetas y doble si reincidiesen, haciéndose extensiva tanto al pescador como al vendedor.
Años después, me enteré, de por qué mi padre guardaba aquella notificación, fue debido a que el suyo, pescador de oficio, fue multado por haber infringido la ley. Multa que se le perdonó, gracias a su buen amigo el farmacéutico Jaime Aledo Ferrer, al cual paseaba por el puerto mahonés y al que ayudó en el montaje de su derrotero de la isla de Menorca.
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