27/05/10 0:00
El desconcierto que han vivido los ayuntamientos a propósito de la modificación del decreto que prohibía su endeudamiento a largo plazo no pasaría de mera anécdota si no fuera porque constituye el reflejo del balanceo que sacude al Gobierno. La rectificación es precisa para enmendar errores, pero la corrección permanente constituye un síntoma de debilidad e indecisión justamente cuando más necesario se hace el rigor y mayor claridad se demanda en las medidas de austeridad que, a estas alturas, todos convenimos como inevitables. La seriedad, la previsión y la seguridad son fundamentales para mantener credibilidad y no caer en un ánimo general de zozobra.
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