De que Rafael Roselló Olivar fuera o no un gran innovador, quedó una muestra, evidente y patente. Lo deduzco de cuanto me explicó el mecánico de la motora, corroborándome la documentación escrita .
Si bien no fue el primero en dedicarse a la venta de coches en Menorca, sí lo fue en demostrar una nueva técnica, el mercadeo o cambio con otros productos. Contribuyó más que ningún otro al desarrollo y popularidad de poseer uno de aquellos automóviles.
Dando entrada a los Austin construidos en varios países, los franceses Roseganrt, los Dixi de Alemania, el Datsun japonés y el Bantam de los estados Unidos. Muchísimas marcas más, que a lo largo de estas 23 semanas he ido publicando. Para mí ha sido una gozada, a la vez que me satisface el haber contribuido, recordando viejas historias.
Agradezco de manera especial las llamadas telefónicas de los hermanos Juan y Adolfo Vilafranca, con los cuales quedé, pasaría a visitarles, no sé quan serà, avui en dia, vaig i vénc molt poc, la cosa està així.
No quisiera terminar mi humilde aportación a la historia automovilística menorquina, sin repetir, que los llamados Sedan, eran los coches cuadrados en color negro, pudiendo ser llamados así, fuera la marca que fuese. Lo de Sedan venía a significar que estaban cubiertos, al contrario de la mayoría de modelos que anaven destapats.
En los años veinte, Javier de Sintas era propietario de uno de ellos marca Buith, modelo 25 familiar, de general Motors, color negro, que siempre fueron considerados los mas elegantes.
Fue tal la aceptación, del mismo que muy pronto, los señores, Juan Salort de Alayor ,el director de Aduanas señor Manera, don Leopoldo Victory, Tomás Salort, Pepe de Olives, don Julio de Olives (este señor, tuvo otros coches, entre ellos un Osmovil). Poseían el mismo modelo, haciendo que en ocasiones los propios dueños se equivocaran de vehículo.
Por aquel entonces, y debido a que las cosas no estaban establecidas como en la actualidad de que se dispone de una amplia flota de autobuses destinados a los turistas, de llegar a nuestro puerto, fragatas o los famosos paquebotes, los señores prestaban sus vehículos, tras haberles sido solicitados por los respectivos cónsules. No tan sólo esto, que se hacía de forma gratuita, el propietario ponía la gasolina y el chófer.
Los mayores buques llamados trasatlánticos, siempre fueron los de bandera inglesa, los cuales nos visitaban con mucha frecuencia, como fueron el Oxford y el Orotan.
También en aquella ocasión, según me explicaba mi padre, en gloria esté, los señores dejaron los coches para que hicieran la tradicional volta des Milord, de la cual tantísimas veces he hablado y jamás me cansaré de citar, por lo que representó para nuestros mayores.
En aquella ocasión, Gori condujo un coche americano marca Rugbi de la familia Pons Marqués, prestigioso oftalmólogo que visitaba en su domicilio de la calle de San Fernando esquina con la del Comercio, donde tiene el despacho en Monjo s'advocat.
A lo largo de sus años de mecánico de automóviles, chófer, maestro conductor, ya que no existían las llamadas auto-escuelas, incluso examinador, poder que le otorgaban desde Mallorca, cuando el ingeniero debía desplazarse a la península. Conoció a gente importantísima e incluso condujo a personajes que en otra ocasión citaré, ello le llevó a escribirse con infinidad de personajes, como los señores ingleses llegados a bordo del Oxford, intentando se llevaran una buena impresión de la isla, le escribieron cariñosas cartas de agradecimiento, quedando impresionados de la belleza del itinerario, que todos recordaran se efectuaba por el siguiente orden:
Salida de Mahón, camino de Turó , San Clemente, San Luis y Mahón. De paso se paraban para admirar algún talayot, tardándose aproximadamente dos horas.
Aquel volteo daba mucho que hablar, ya que los mayores alegaban que ellos con sus carruajes iban más deprisa. Al contrario de sus padres, que incluso a veces pasaban el día de ruta, llevándose la comida y parándose en alguna casa predial que aprovechaban como taberna, para reposar un rato. Fue una buena moda la que nos dejaron los ingleses, bien merecido es que la ruta lleve el nombre de Milord, por haber sido sus descubridores.
Cuando Gori era un jovenet, hizo amistad con un joven mallorquín, recién llegado de la Argentina. Se llamaba Benito Reynés Clar (con el paso del tiempo sería el abuelo de la saga de los reyneses que en el polígono industrial disponen de un gran comercio dedicado al mundo de la náutica)
Reynés fue el chófer del señor Biali, importante hacendado que en el puerto de Mahón en el andén de poniente, regentaba un importante negocio de maderas que recibía de todo el mundo. El señor Biali, compró a la casa Badal de Barcelona un precioso coche, el cual mandaron juntamente con un chófer para la familia que lo adquirió. Poco después Benito Reynés entró de motorista en Transportes Militares. Destinado de primer mecánico con la motora número 2.
Siendo admirado hasta su muerte por aquel joven que tanto aprendió del maestro, ya que esto es lo que fue un gran amigo y un gran profesor de la mecánica. Tal cual, mi padre siempre lo recordó, para ambos, mi recuerdo y mi oración.
Curiosamente, el motor de procedencia francesa, marca Derrac, del coche Abadal, del cual Benito Reynés, siempre se había ocupado de su buen funcionamiento, lo compró Rafael Roselló, el cual lo regaló a Conrado Montalán, tras pasar mucho tiempo abandonat en el garaje. Años después, Gori se lo compró. Al finalizar la guerra del 36 al 39, lo mecanizó, poniéndole un magneto y un carburador, llegando a ser la salvación del taller de bisutería Imbime, de Juan Gomila Borrás, Felix Mullets y Benuá, maestro de cuantos bisuteros se fueron formando en los años cincuenta. La fábrica de bisutería, se encontraba en la calle del Obispo Severo de esta ciudad. Lo de salvación, viene a ser, que gracias al mismo, podían trabajar una gran cantidad de máquinas, en un tiempo que apenas la eléctrica, tenía fuerza, para dar el alumbrado a la población. Para finalizar, decir, que por aquel Derrac, mecanizado y en buen estado, Gori, percibió siete mil pesetas, de las antiguas pesetas de principios de los cuarenta, teniendo en cuenta que dos casas dalts i baixos, de la plaza de San Roque en 1950, se vendieron por cinco mil.
Es probable, que algunos de mi edad, recuerden que en la oficina de Transportes Menorca, se encontraba una de las paredes de la oficina empapelada con una enorme fotografía de un coche, trabajo realizado por Dolfo, precisamente se trataba del Abadal a que hago referencia .
Queda mucho por decir, de los vetustos automóviles, mis archivos se encuentran deseosos de ver la luz, pero es mi deseo bajarme del coche y dedicarme a otros datos que también merecen ser escritos, a la vez que leídos por todos ustedes. Prometo volver con todo ello, esperando llegue de nuevo el frío para sentarme de nuevo en la mesa camilla, junto a la ventana de s'estudiet de darrera, mientras entre párrafo y párrafo, vuelva a contemplar cómo los payeses aradan las tanques, con el canto del arado, iré diciendo de aquellos coches de transportes de Vilafranca y Cardona, cuando se asociaron con Roselló, que explotaba la comunicación de San Luis y la de Villacarlos, intentando hacer un canto a nuestros antepasados que fueron y son merecedores no queden en el olvido por su gran esfuerzo.
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