TW
0

Hace meses que vengo leyendo cartas referidas al colegio del titular. Jamás entré en el tema, primero por desconocimiento sobre el mismo, segundo por comodidad, lamentablemente he de confesar que no m'anava ni em venia.

Casualmente, uno de estos sábados en que bajé a Mahón me encontré en la calle Nueva a un grupo de hombres y mujeres, debatiendo lo que tant els li cou. Acercándose la hija del señor Gómez s'electricista, pidiéndome por favor mi aportación. Y ahí estoy, dispuesta a ello, no sé si mi trabajo servirá de mucho, pero decirles que estos tres meses que he intentado averiguar cuanto he podido del colegio Primo de Rivera, he llegado a tomar cariño y a la vez admiración por estos padres y familiares de futuros mahoneses que al igual que la mayoría que he ido hablando, me sorprende que las autoridades sean tan simples, tan mal gastadors.

Vamos a ver, ¿estamos o no en crisis? Mientras dejo que los mandamases se lo piensen y respondan, empezaré mi humilde trabajo, dedicándolo a ustedes, señores padres, esperando que su ánimo no decaiga y continúen hacia delante, sus hijos bien se lo merecen, ellos algún día tendrán algo muy valioso que explicar, de un tiempo cuando eran pequeños y los suyos los apoyaron fins dalt de tot.

Todos sabemos que el extrarradio de nuestra ciudad estaba formado por norias, entre ellas la de la Explanada, propiedad de los hermanos Pedro, Emilia y Margarita Pons Vidal. El Ayuntamiento la estimó en cincuenta mil pesetas. Para destinarse a la apertura de la avenida de J. M. Quadrado y calle de Duque de Crillón y construcción del Instituto Nacional de 2ª. Enseñanza y primer grupo escolar Primo de Rivera.

Terreno y parte de un molino de don Juan J. Vidal y Mir para destinar su superficie a la construcción de la misma calle, por unas cinco mil pesetas.

Vender en subasta a concurso público los sobrantes de los terrenos adquiridos en la plaza de la Explanada para apertura de la avenida de J. M. Quadrado y calle del Duque de Crillón, debiendo someter a la previa autorización del Ayuntamiento el croquis de las construcciones particulares que hayan de levantarse en los mismos y cobrar durante cinco años toda clase de impuestos y arbitrios municipales establecidos sobre edificios, balcones y ventanas de piso bajo que se abren al exterior que se levantan en estas vías.

Los días siete y ocho de mayo de 1927, el Ayuntamiento mahonés acordó solicitar un préstamo de ciento veinticinco mil pesetas de la Caja de Pensiones para la Vejez y Ahorros, para contratar con la misma las condiciones de construcción de un edificio destinado a escuela en los terrenos de la noria de la Explanada, propiedad del municipio, con sujeción a las reglas que constan trascritas en el acta correspondiente, etc…

Haciéndose público para conocimiento del vecindario al objeto de poderse estudiar, etc. Firmado el alcalde presidente D. Antonio Victory.
Desde el mes de abril de aquel mismo año, por cierto, año muy crítico en que la isla quedó paralizada por falta de trabajo, asolada por una gran crisis, en la que las autoridades supieron dar la mano al pueblo, van treure feina de per tot. Una gran máquina, bajo un ruido aterrador, machacaba piedra en la misma Explanada, donde muy pronto se abriría lo que debería ser la calle de José María Quadrado. La misma pertenecía a Obras Públicas, siendo la primera que llegaba a Menorca, lo cual produjo un gran revuelo de curiosos.

La piedra machacada por aquel mecanismo se iba destinando al afirmado carretero en el trozo comprendido entre el paseo de Isabel II, incluido el camino de circunvalación de éste y el extremo de la carretera de San Luis o avenida de Anselmo J. Clavé. La trituración mecánica reemplazaba el trabajo de muchos obreros, pero por no perjudicar a éstos y habida cuenta de la crisis económica que por falta de trabajo sufrían, Obras Públicas no quiso utilizarla en los trabajos de la carretera de San Luis a fin de ocupar cuantos peones fuera posible. Con ello el ramo de Obras Públicas gastó unas tres mil pesetas pero alivió en parte la crisis.

A la subasta y adjudicación del nuevo colegio, tan sólo se presentó ante el notario, don Francisco Andreu, don Vicente Marí Marí, a quien se adjudicó por 124.924,70. Recalcándose se trataba de la construcción del primer edificio escolar Primo de Rivera. Nombrándose inspector de las obras del edificio al concejal don José Orfila Pons y asesor técnico pedagógico al maestro de escuela nacional concejal don Francisco Cardona.

Mientras no se iniciaron los trabajos, aquel lugar se trasformó en un auténtico peligro para los chiquillos, que establecieron su campo de juegos en los terrenos de la noria que habían quedado sin paredes ni vallas a causa de los derribos para las aperturas de las nuevas vías. El lugar era a propósito para ello, pero resultaba muy peligroso al existir el pozo de la noria sin cubrir.

El lunes, 12 de diciembre de 1927, empezaron los trabajos de cimentación. En dichas obras se colocaron un buen número de obreros albañiles, bajo las órdenes del señor Vicente Marí, muy conocido y apreciado por todos, no en vano disponía de la industria de desguace en Cala Figuera.

Nuestro Ayuntamiento debió solicitar del Ministerio de Instrucción Pública la subvención de diez mil pesetas para cada una de las seis secciones de que debía componerse la escuela Graduada, a la vez que solicitaba la graduación de la escuela nacional número 2, instalada en la calle de Alfonso III, la cual se trasladó al nuevo edificio de José María Quadrado, obligándose al Ayuntamiento a facilitar material y menaje que sería necesario, así como a satisfacer los alquileres de las casas habitaciones que ocupen los maestros de la nueva escuela.

Una de las pasantes de aquel colegio de darrere de Santa Maria se llamaba doña Magdalena Carreras Olives, cuidaba de los párvulos, siendo su sueldo de novecientas pesetas anuales.

Entre los datos y curiosidades extraídos, el del primer solar de José María Quadrado, esquina con la plaza Explanada, marcado con el número uno, lo adquirió don Miguel Pons Pons, pagándolo a doce cincuenta el metro cuadrado.

El sábado 12 de noviembre de 1927, a las siete y media aproximadamente, se comunicó a esta Comandancia de Marina que el Príncipe Alfonso estaba a la vista del puerto. A las ocho y media dejó caer anclas el buque regio en aguas de Cala Figuera, quedando a la gira. Dieron escolta el torpedero número 13 que salió de este puerto y también el vapor correo Mahón, que venía de Barcelona.

A la entrada del puerto esperaban a don Alfonso y a su séquito el comandante de marina y el práctico don Juan Vila. El crucero Reina Victoria Eugenia, que se hallaba fondeado en este puerto, disparó los cañonazos de saludo. En la escalera real de Cala Figuera se había levantado un artístico arco de triunfo homenaje del ramo de Obras Públicas.

Junto a dicho lugar de desem­barco, esperaban el general gobernador militar, el general segundo jefe, jefe de E.M. delegado del Gobierno, jefes y oficiales de dichos cuerpos de esta guarnición. Presidente de la Diputación, el bayle de Real Patrimonio, jefe y personal de oficina de Obras Públicas, funcionarios y empleados del estado. Ayuntamiento en corporación, comisiones y representaciones de entidades locales y clero. Alcaldes y comisiones del Ayuntamiento de esta isla, cuerpo consular, jueces, personal de hacienda y aduanas y numeroso público.

Fueron a bordo después de fondeado el Príncipe Alfonso, el capitán general de Baleares, el gobernador civil de la provincia, el alcalde, comandante de marina y ayudante de campo para saludar al Rey.

A las diez y diez minutos desem­barcó don Alfonso con su séquito, trasladándose en la canoa de la Comandancia a la Base Naval, donde pasó revista a aquel departamento naval.

En el muelle había formado una compañía de Infantería para rendir honores, con escuadra, banda de música y bandera y la sección ciclista.

Trasladóse después al Ayuntamiento. En el auto de don Alfonso, iba sentado a su izquierda el alcalde de esta ciudad, don Antonio Victory. Durante el trayecto se estacionó una multitud de curiosos y desde algunos balcones y ventanas se arrojaron flores. El automóvil de don Alfonso era escoltado por algunos individuos del Somatén armados de carabinas y seguido de una caravana de autos. Algunos concejales y otras autoridades, así como varios particulares, daban vítores al monarca. En el Ayuntamiento hubo recepción, marchando luego al Salón Victoria, donde fue obsequiado con un lunch, de donde partiría al nuevo ensanche de la Explanada para poner la primera piedra del futuro Primo de Rivera. La próxima semana, si Déu vol, en faré un tros mes, gràcies en es diaris antics.