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Reclamado por los jueces, hace cinco meses que se esperaba el regreso a Palma del que fue presidente balear, el popular Jaume Matas. Finalmente, este martes debe declarar por delitos que se le imputan en relación al Caso Palma Arena, asunto en el que la Justicia ha investigado el sobrecogedor aumento del coste en la construcción, desde las cifras iniciales a las finales de la obra y, paralelamente, el aumento del patrimonio del propio Matas, y de paso, la eventual financiación de la que el PP pudo haberse beneficiado. Los tres asuntos parecen íntimamente relacionados y parece que hay indicios suficientes para cada uno, por más que, como es lógico, el abogado defensor de Matas haya defendido a su cliente de quien asegura que actuó en todo momento con corrección y sin haber incidido en ninguno de los delitos que se le imputan.

El abogado ha permanecido con Matas en Madrid durante todo el fin de semana último para preparar la declaración judicial de este martes. De entrada, los abogados de Matas rechazan las informaciones periodísticas, por incorrectas e incluso deformadas. Pero habrá de afrontar los delitos de los que le acusará el juez: prevaricación, cohecho, malversación, apropiación indebida, falsedad documental, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, delito fiscal y delito electoral. Nada menos. Y, efectivamente, buena parte de esas acusaciones han sido explicadas en reportajes periodísticos en los últimos años, tanto por denuncias anónimas -en los primeros casos-, como por las investigaciones policiales sobre supuesto cohecho y manejo de dinero B en la compra y decoración del piso palacio que Jaime Matas adquirió en Palma, en condiciones muy beneficiosas, y las dos casas que posee en Madrid y en Sa Coloma (Mallorca).
Sobre todo, se supone que Jaume Matas habrá de explicar al juez el incremento desmesurado que se produjo en el curso de la construcción del estadio Palma Arenas. El sobrecoste disparatado que se produjo en las obras del polideportivo, en el que aparecen la mayor parte de los eventuales delitos, hasta nueve: prevaricación, cohecho, malversación de caudales, apropiación indebida, falsedad documental, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, delito fiscal y delito electoral... Y paralelamente, si se produjo, como se sospecha, financiación presuntamente ilegal de la campaña del candidato Matas en 2007, detectada por las investigaciones policiales en la agencia de publicidad Nimbus y en el propio PP. Asimismo, deberá aclarar si tienen razón de ser los indicios razonables de posible delito fiscal que la Agencia Tributaria ha apreciado por causa del incremento patrimonial no justificado, sobre todo a la hora de adquirir el ya muy famoso palacete de Palma, adquirido por un millón y que en la actualidad se valora en casi dos y medio...

Se recordará que la policía realizó varias investigaciones en el propio "palacio Matas" y en sus proveedores, muchos de los cuales -albañiles, electricistas, pintores, aparejadores, fabricantes de muebles...- confesaron que habían cobrado sus trabajos en dinero B. Alguna de las confesiones manifestaron al juez que habían cobrado en billetes de manos del gerente del PP y del propio Matas. Junto con el propio Matas, está también imputada su mujer, Maite Areal, y varios altos cargos del PP.

Como hoy señala una crónica en El País, es comprensible que el PP esté muy preocupado ante un posible encarcelamiento de Matas y observa cómo Mariano Rajoy ha evitado en todo momento salir al apoyo del ex presidente balear. Pero relata que cada día es más evidente que Matas se ha convertido en un enorme problema para el partido. En el PP, estos días el caso Matas preocupa más incluso que el Caso Gürtel, que creen tener controlado pese a la incógnita de qué pasará cuando se levante el secreto del sumario. E insiste: la posibilidad de que el ex ministro, un referente para los años dorados del PP, acabe en la cárcel por corrupción tiene muy preocupada a la dirección del PP...