Fornells, años 40. Al fondo, "El Quirico" - Archivo M. Caules

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Fornells, poble petit, ple de llum, vora el mar.
El meu pare, amb el seu record, cap al cel va pujar.
Jo també t'estimaré, fins que partesqui cap allà. (M. Caules)

Digo algo más, con tal de complacer a un grupo de conocidos del pueblo ribereño, que me llamaron, agradeciendo datos que ofrecí, de la época infantil de Gori.
Al enterarse que entre es paperots, conservo algunos más, me pidieron su publicación. Disponiéndome a ello, esperando encuentren los datos que desean hallar.
Fornells 1890.- En aquel año, tan sólo se celebraron tres bodas. El dieciocho de mayo. La de mis abuelos paternos, Jaime Caules Taltavull, con Margarita Llull Tudurí. Tuvo lugar en la iglesia del pueblo que, por cierto, había sido levantada en 1872. El siete de junio, en el mismo lugar, lo hacían Antonio Sans Salvá, con María Caules Sans. Cuatro meses más tarde, el treinta de octubre, Juan Villalonga Alcina con Ángela Gornés Alcina. El celebrante de las mismas, el presbítero, don Sebastián Carretero Julia.

A lo largo del año, nacieron 10 niños, que omito las fechas, pero no el orden de llegada. Práxedes Taltavull Moll, Jaime Garriga Pascual, Catalina Sans Sans, Ana Fuxa Petrus, Manuel Riera Taltavull, María Riera Caules, Esperanza Garriga Caules, Jerónima Petrus Salas, Gabriel Sans Gelabert y Juan Caules Taltavull. Mis abuelos, iniciaron su nuevo estado en la calle Mayor, veintisiete.

Entre sus vecinos, se encontraban Miguel Gelabert Caules, pescador. Dues cases més avall Jaime Caules Taltavull, del mismo oficio. Jaime Llull Riera, viudo. Éste se dedicaba a construir paredes y uno de sus hijos, o nieto fue un reconocido constructor en Ciutadella. Vivía en la Contramurada, frente el banco Goñalons, que más tarde pasó a ser el Banesto. En el mismo tramo de calle, dos hermanas, María y Magdalena Taltavull Begovich, la primera casada con Antonio Caules Ferrer y la segunda con Jaime Sans Caules. Decir que los citados Caules, eran primos hermanos, o fills de cosí de l'avi. En la calle de las Rocas, se encontraban dos hermanos del padre del mío. Bartolomé Caules Taltavull, casado con Catalina Benejam Fuxá y, Juana Caules Taltavull con Antonio Fuxá Caules. Sus vecinos Juan Fuxá Caules y María Petrus Garcías.

Otro matrimonio, Antonio Caules Bagur y su esposa Benita Taltavull Begovich.A todo ello, el de las motoras, añadía que las hermanas Begovich, pertenecían a la misma rama, que el celebre, capitán mahonés Esteban Amengual Begovich, que fue suegro de don Leopoldo Victory, persona a la cual tuve la oportunidad de conocer bastant, por ser intimo amigo a pesar de la diferencia de edad, con Gori. Paso infinidad de horas en el garaje de la calle de Santa Catalina, charlando y matando sus tristes horas de soledad. Vivía en la calle del Castillo, donde más tarde sería la sede del Consell Insular.

Según pude extraer de documentos del archivo de ayuntamiento de Mercadal, es fornellers fallecían a causa de:
Fiebre lenta, tisis, parto, parálisis, telesfora, bronquitis capilar, ahogados, tuberculosis pulmonar, fiebre perniciosa, pulmonía, enterocloritis, coque luche, enfermedad corporal, difteria, gastritis, opepología fulminante, congestión hepática, derrame cerebral, mal de caure.

Otras curiosidades podrían ser:
Tan sólo había un estanco, Juan Sans Pons, hacía las veces de zapatero, pescador y jornalero, como el resto de varones.
El alguacil, Sebastián Triay Capó. Macero, Lorenzo Galmés Pons. Alcalde de la aldea, Miguel Caules Bagur. Sereno, Marcos Benejam Llopis.
Cartero, Antonio Caules Ferrer. En 1870, lo fue su padre Antonio Caules Meliá.

Era tal el espíritu forneller de mon pare, que cuando celebraba su cumpleaños, o su onomástica, en vez de regalarle una corbata, un frasco de Geniol para masajearse después del afeitado, o unos calcetines o cualquier banalidad, le entregaba un sobre conteniendo documentos, extraídos en diferentes archivos. Gracias a la amabilidad y disponibilidad que siempre encontré en el Ayuntamiento de Mercadal, en aquellos momentos la alcaldía la ocupaba el senyor Toni, al cual aprovecho para saludar desde este rincón del Menorca.

Fornells 1829.- Marineros matriculados, 32. Pescadores 12. Tenderos, 2. Criadas, 1. Militares, 2. Vendedores de pescado, 2. Sacerdote, 1.
De los 265 pobladores, sus apellidos se encontraban distribuidos de la siguiente manera.
12, Benejam. 48, Caules. 6, Gelabert. 6 Llull. 2 Petrus. 1 Seguer. 12 Fuxá. 1 Higueras. 51, Sans.

Pasaron los años, y las conversaciones continuaron en torno a l'antigor. Con motivo de un cuaderno del folklor en que se daban algunos datos sobre la muerte en Menorca, a lo que mi padre, tras leerlo, me hizo anotara infinidad de datos que él creyó que faltaban y, que aprovecho para citar algunos.

Si bien la muerte se topó con mi padre cuando tan sólo contaba cuatro años, en que aquella bajó de su pedestal para llevarse a su hermano de diecinueve años, poca cosa vio, los parientes lo apartaron de sus padres y hermanas durante unos días. Precisamente, el primero que vivió sería en Fornells, allá por los años 1915.
Fue el padre de uno de sus amigos de juegos, que intentaron seguir de cerca cuanto sucedía y cuanto hacían los mayores. Escondidos en la despensa que ocupaba davall s'escala, escuchaban cómo la viuda y demás mujeres más cercanas actuaban como si se tratara de una comedia. ¿Adiós! Bia… no te olvides de tu esposa e hijos. Mientras la madre del muerto y hermanas añadían… pensa en noltros. Cuando llegues al cielo, da recuerdos de nuestra parte… y ahí empezaba un largo rosario de familiares, empezando por los abuelos, tíos, sobrinos si los había, hermanos, vecinos… algo interminable. Continuaban los lamentos y antes de depositarlo en la caja, añadían… pronto, muy pronto me reuniré contigo. Llorando a lágrima viva, incluso tal vez algo exagerado.

En toda la aldea de Fornells tan sólo disponían de una caja de madera pintada de negro. La misma servía para todos los difuntos.
Una vez depositado el fallecido, lo llevaban a hombros hasta el cementerio, donde lo sacaban y enterraban en el suelo sobre la tierra, tiraban cal y lo cubrían con piedras de marès .Otros disponían de nichos o casetas familiares que eren un niu de qüestions.

Los cuatro parientes, amigos o vecinos, para acudir al acto cubrían su cuerpo con lo que ellos llamaban el capote de color negro, el que se hacían al casarse. No hay que olvidar que para tal ceremonia se contaba con un traje negro, que servía a lo largo del año, hiciera frío o calor, de ahí los bailes de blanco y negro, para acudir a la fiesta de carnaval se vestían con las mejores galas tanto él como ella , lo único de que disponían era es traje bo i sa camia blanca.
Una vez efectuado el enterramiento, los que habían acudido se despedían diciendo… Déu li do molts d'anys d'avantatge.

De regreso del camposanto, acudían de nuevo a la casa del fallecido, donde se les servía un plato de caldo, con sus patatas, garbanzos, y un pedazo de vedella. Entre lloros, recuerdos i mocades se daba buena cuenta de aquel sabroso plato preparado por algún familiar o vecina.

A partir de aquel momento, la vida cambiaba al cien por cien. No se podían abrir las ventanas de la casa, tampoco la puerta, podia quedar amb un badall. Los que disponían de gramófono, lo tapaban con una tela por espacio de tres años, o uno, según el parentesco. Se dejaba de acudir al horno para cocer perols y mucho menos pastas. Se hablaba en voz baja, no se podía cantar, ni tan siquiera en la iglesia. Todas las macetas de interior se sacaban afuera (me refiero en el patio, o davall sa porxada), etcétera.