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El esfuerzo del presidente del Consell, Marc Pons, por retener la feria internacional de bisutería en Menorca ha sido considerable y positivo, a pesar del resultado. Es verdad que SEBIME concedió un margen muy reducido a las administraciones para reaccionar a su decisión de trasladar la feria a Palma. A pesar de la visita ayer del presidente Antich a la Isla, la postura del colectivo empresarial no ha sido modificada un ápice. SEBIME, y no sólo las empresas bisuteras, deberá seguir contando con el apoyo económico de la Administración, que ha de dar un voto de confianza a la organización de la feria en Palma.
Con frecuencia Menorca se ha situado a la defensiva ante los nuevos retos económicos. Retener una feria que va a menos puede ser un objetivo estratégico y puntual pero nunca una opción válida de futuro. Habrá que fomentar un cambio de mentalidad. Desde la defensa de nuestra propia identidad e intereses, de ese modelo de bienestar del que la Isla ha presumido, hay que plantearse con ambición nuevas metas de desarrollo económico y de mejora social. Menorca tiene recursos, ofrece oportunidades. Aprovecharlas depende de nuestras capacidades e iniciativas.