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De tarde en vez se publican algunas sentencias judiciales, y también algunas decisiones que en el ámbito de la justicia toman algunos jueces.
En un estado de derecho, como afortunadamente es el nuestro, el respeto a las decisiones judiciales me parece fundamental. Aunque dicho esto, no me quede otro remedio que añadir que algunas sentencias y algunas decisiones judiciales son, por lo menos, de un difícil comprender, sin querer agregar innecesarios adjetivos. Fíjense en los siguientes ejemplos, todos ellos ya publicados en prensa: "El juez deja libre al 'Rafita' tras cometer su tercer robo". Les aclaro que este sujeto es uno de los condenados por el brutal asesinato de Sandra Palo. Este individuo está en libertad vigilada (¡oiga!, pues menos mal que está vigilado, porque si no....).
Una familia chilena, compuesta por cuatro miembros, ha sido detenida en Madrid. Están acusados de perpetrar hasta 30 robos en hoteles, 20 de los cuales en la capital de España. Pues nada más ser detenidos y prestar declaración, ayer mismo estaban ya en libertad.

Podríamos seguir poniendo una retahíla de ejemplos análogos hasta desembocar en unos primos multimillonarios, comúnmente conocidos como los Albertos, condenados por una acción fraudulenta de un montón de millones. Y como si nada. Por ahí se andan cazando muflones. Y ahora ustedes, con razón, me dirán, ¡vale tío!, y...¿qué? Pues el qué no es otra cosa que lo que le ha pasado a un vecino de Alicante, más concretamente de Elda, que según lo publicado por el Diario El Mundo, jueves 7 de enero de 2010, "ha sido condenado a dos años de prisión por robar una jaula con un jilguero". Ahora bien, la cosa no acabará siendo todo lo grave que parece, porque al no superar la condena los dos años, este pobre hombre no tendrá que ingresar en prisión. Lo que ya no le quita nadie a este hombre, es que en su biografía o ficha policial, judicial y social, figure haber sido condenado a dos años de prisión, (supongo que será lo mismo que decir cárcel). Si después de lo dicho no les dice a ustedes nada, les ruego hagan el ejercicio de comparar a unos Albertos que fueron juzgados y condenados por un asunto de muchos millones; unos "ratas de hotel", en argot policial se dice de los que roban en los hoteles, y en este caso me refiero a los que ya he nombrado, llevándose todo lo que pillaban por delante, cámaras de vídeo, ordenadores, dinero, etc, etc. Y luego tenemos a uno de los que intervinieron en el año 2003, en el más que brutal, sádico, asesinato de Sandra Palo. Y luego lo que significa un chorizo de tres al cuarto, que no encontrando otra cosa que robar, acabó robando un canario con su jaula.

Pero a este último, por la jaula y el canario, la justicia cargó sus espaldas con dos años de prisión. Comparen todos estos casos y a ver si ustedes entienden algo.Así las cosas no me extraña que unos niñatos tengan a los pobres padres de Marta del Castillo, don Antonio y doña Eva, en ese sin vivir que tiene que ser después de un año, no saber aún donde está el cuerpo de su hija, presuntamente asesinada. Porque a estas alturas del vodevil que se traen entre manos el tal Miguel Carcaño y las otra cuatro personas que de alguna forma intervinieron en la fechoría de Carcaño, nada es seguro, todo fluctúa entre engaños y mentiras, y a mí se me antoja que incluso Marta pudiera estar viva. Aunque ateniéndonos a los hechos, y sin elucubrar, lo cierto es que por el momento, el tal Miguel Carcaño ha desarrollado cuatro rocambolescas versiones de lo que hicieron con Marta. Luego vino el rastreo del Guadalquivir, desde Sevilla a la desembocadura en Sanlúcar de Barrameda, con docenas de hombres, con barcas, coches, equipos de buceo y hasta helicópteros. Aquello tuvo que costar unos cuantos millones. Luego vino lo de darle la vuelta al vertedero de basura de Alcalá de Guadaira, que según lo publicado costó 200.000 euros (me refiero sólo al tema del basurero), ya saben ustedes que 200.000 euros son algo más de 33 millones de las antiguas pesetas. Todo eso pagado por el Estado, es decir, por nosotros los contribuyentes.

Un año peregrinando con embustes por comisarías y juzgados, lleva esa gentuza que presuntamente alguno de ellos asesinó a Marta del Castillo, burlándose de policías, jueces, la familia de Marta, y por ende de todo un país que asiste impotente y perplejo al lamentable espectáculo de ver cómo la ley tiene estas quiebras, siendo zarandeada y manipulada por unos niñatos sin escrúpulos.Estoy completamente en sintonía con aquellos que están por una ley garantista, tanto para imputados, acusados, y por supuesto, convictos confesos y juzgados. Eso está muy bien, pero en mi opinión debe primar siempre los derechos de la víctima. Mala cosa es que por eso de las garantías, sean o parezcan ser más importantes los derechos del infractor, del delincuente, que los de su víctima. El código penal, en mi opinión, necesita una revisión en profundidad, hecha sobre todo con mucho sentido común.