TW
0

Francisco Caules Sintes
El Club de Corresponsales Extranjeros nos ha permitido visionar un escalofriante documento.El film del director japonés Junji Sakamoto "Yami No Komodotachi", traducido como "Children of the dark" coproducido y rodado en Tailandia y Japón.

Esta película, que se tenía que proyectar en el último Festival Internacional de Cine de Bangkok, tuvo que ser retirada por "indicación" del Ministerio de Cultura tailandés al considerar su contenido "inapropiado" y "sensitivo". Se alegó además que se había rodado en este país sin las autorizaciones pertinentes, lo cual no era cierto.Las verdaderas razones por las que la férrea censura no permitió su proyección eran la descripción valiente pero muy cruda de algo que ocurre especialmente en los pueblos más pobres del norte del País de las Sonrisas. La venta de niños por parte de sus padres a los proxenetas para su explotación sexual debido a la miseria total y la pobreza más absoluta. Es algo sabido pero de lo que no es políticamente correcto hablar. Ocurre aquí y en Laos, en Birmania, en Camboya, donde vender un hijo es una solución temporal para poder comer.

Sakamoto, laureado director japonés, se ha atrevido a tocar un tema que todo el mundo prefiere ignorar, desde las altas esferas hasta el ciudadano de la calle.

No somos críticos de cine, por lo que no podemos hablar de los posibles méritos artísticos del film. Fue presentado en festivales internacionales de cine de Karlovy Vari en la República Checa y en el de Hawai. No ha sido muy bien acogido en dichos festivales. Su retirada a última hora del de Bangkok causó una polémica que hizo que fuera un éxito de taquilla en Japón al proyectarse en más de 100 cines .

La sinopsis del film es la venta de niños pre púberes para surtir los burdeles para pedófilos, muchos acaban muriendo del sida y aun alguno es asesinado en una mesa de operaciones para extraerle sus infantiles órganos para un trasplante. La descripción con carácter documentalista de esta degradante historia pone literalmente los pelos de punta al espectador. Llegamos a olvidar que es ficción, sabiendo que lo que vemos en la pantalla está basado en hechos reales, como describe la novela "Sangre y huesos" del escritor coreano afincado en Japón Sogil Yan. Junji Sakamoto ha dirigido la película contando con algunas de las mejores estrellas del cine japonés.

El crítico del "Japan Times" Mark Schilling dijo de esta película que era mucho más que "Lolita" pero demasiado fuerte para aguantarla. Una crudísima descripción de la pedofilia pero en ningún momento pornográfica. Las escenas de los niños prisioneros tras las rejas de los burdeles, torturados porque el cliente pedófilo no ha resultado satisfecho y se ha quejado, son muy difícilmente soportables para un espectador sensible.

Un periodista japonés en Bangkok quiere investigar los ilegales trasplantes de órganos de niños a pacientes japoneses. Una oscura fuente le informa de que los órganos que se trasplantan no proceden de niños víctimas de accidentes sino que pertenecen a niños sanos que morirán en el mismo quirófano. Asistimos a la compra de una niña de unos 10 años por un intermediario y cómo es esclavizada en un burdel para pederastas occidentales. Una ONG de Bangkok trabaja para rescatar niños de los burdeles y allí el reportero, que ha acudido para obtener información ,conoce a una joven cooperante también japonesa ansiosa para salvar a los pobres niños prostituidos.

El mismo reportero visita a los padres del niño japonés al que le trasplantarán un corazón en Bangkok previo pago de 50.000 dólares. Mientras en los burdeles se "suprime" a los niños que enferman de sida tirándolos literalmente a la basura envueltos en "body bags" y a la vez se busca entre los niños aún sanos el que sea compatible para el trasplanté. La llegada al hospital de la niña escogida para sacarle el corazón, vestida de fiesta, y prometiéndole golosinas es uno de los momentos con más carga dramática del film. Los padres del pequeño japonés que podrá vivir con un nuevo corazón ya han llegado al mismo hospital con su hijo en brazos...

Desgraciadamente no esperamos que este film llegue a los circuitos europeos. Suponemos a los exhibidores poco interesados en los problemas que descarnadamente expone. Pero la venta de niños, la prostitución infantil, la pedofilia, la venta ilegal de órganos mueven millones de dólares, especialmente en Asia. El tremendo problema existe y es real y sus protagonistas infantiles lo siguen sufriendo en este mismo momento en que el lector está leyendo este artículo. La prohibición de exhibir esta impresionante obra cinematográfica en el Festival de Bangkok no es más que el querer esconder la basura debajo de la alfombra. Ojos que no ven, corazón que no llora, pensarían los sumos sacerdotes de la censura para protegernos de esta cara tan fea de la realidad en el siglo XXI.
_____
fcaules@gmail.com