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Es una cuestión clave para Menorca; en todos sus ámbitos. La insularidad es seña de identidad y al mismo tiempo factor de freno.

Al negociarse un nuevo modelo de financiación autonómica, al Govern balear se le presenta una magnífica ocasión para que Madrid asuma plenamente el concepto político de la insularidad. Se trata de convencer al Gobierno central; y hacerlo con razones de peso.

Desde que se implantara el Estado de las Autonomías, se creyó ingenuamente que no habría colisiones entre las administraciones central y autonómica pues ambas son Estado. Este choque pudo haberse evitado si en su día se hubiera culminado el mapa competencial y diseñado una financiación desde un sólido consenso. No obstante, la fuerza del centralismo ha pesado de modo decisivo y ha generado continuos -y excesivos- conflictos con las comunidades autónomas. La nueva financiación autonómica, que hoy abre el primer debate de nuestro Foro Menorca, plantea asimismo otro asunto que tampoco debiera demorarse: Hay que revisar el modelo de financiación de los consells insulares para dotarlos de mayor capacidad de decisión.