TW

Después de la muerte de un joven de 20 años, en aguas de Mallorca al ser arrollado por una lancha, el Govern ha anunciado la Ley del Litoral que limitará la velocidad junto a la costa a diez nudos, unos 18,52 kilómetros por hora). Es una medida necesaria por el gran número de embarcaciones y motos acuáticas que navegan a    velocidades temerarias y sorteando a submarinistas, nadadores y piragüistas.    Las inmediaciones de playas y calas no pueden convertirse en una selva. Las medidas anunciadas por el Govern deben implicar un incremento de las plantillas de funcionarios que velan por la seguridad marítima. El Sevicio Marítimo de la Guardia Civil está completamente desbordado. El gran problemas es que la mayoría de las playas y calas de Balears están atestadas de embarcaciones que incumplen la normativa y se acercan en exceso a la arena.

El descaro de los patrones irresponsables es tal que amarran sus yates junto a los bañistas, sin importarles el peligro que sus maniobras entrañan. Solo cabe endurecer las medidas y las sanciones para castigar a estos incívicos, que han convertido el mar en su espacio privado de juergas y conductas vandálicas. La masificación en la costa debe ser controlada porque las consecuencias, en caso contrario, son desastrosas. Como tristemente ha ocurrido con accidentes mortales.