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Lo que debía ser un novedoso sistema de cribado ha acabado colapsando el servicio de Atención Primaria del IB-Salut, tal y como reconocen muchos de sus profesionales sanitarios.

Las consultas presenciales siguen abarrotadas mientras los médicos no paran de atender llamadas telefónicas de sus pacientes, un problema agravado con la falta de personal debido a las bajas y las vacaciones.

El objetivo del plan era evitar la concentración en las salas de espera de los centros de salud de pacientes, una situación incompatible con las normas más elementales de prevención contra el contagio del coronavirus. Pero el caos se ha adueñado de la Atención Primaria y confirma la ausencia de un protocolo previo, experimental, sobre cómo gestionar este nuevo modelo de atención sanitaria. Pretender derivar toda la demanda mediante un cribaje telefónico requiere un cuidadoso plan de implantación, el cual debía pasar por un período experimental en diversas áreas sanitarias.

Implantar de manera masiva este sistema, que aleja la vinculación personal entre el médico y su paciente, se ha mostrado como un claro fracaso organizativo que la Conselleria de Salut debe resolver con urgencia.