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El presidente de la Generalitat catalana, Quim Torra, vinculó el apoyo de los partidos independentistas al Gobierno del PSOE con la convocatoria de un referéndum de autodeterminación «pactado, vinculante y reconocido internacionalmente», extremos que desautorizan las votaciones del 1-0 del año pasado. La ministra portavoz, Isabel Celaa, respondió para afirmar que el Gobierno no acepta ningún ultimátum, pero en ningún caso con la secesión sobre la mesa.

Lo cierto es que el órdago de Torra deja en situación muy comprometida a Pedro Sánchez y activa un adelanto electoral si el presidente del Ejecutivo no cuenta con apoyos parlamentarios para su acción de gobierno.

Mientras aumenta la tensión en Catalunya, los próximos días serán determinantes y desvelarán si el Gobierno se encuentra en una situación insostenible, dado que tanto el Partido Popular como Ciudadanos, desde la oposición, insisten en reclamar la convocatoria de elecciones. Sánchez, debilitado por los escándalos protagonizados por sus ministros, no logra reconducir la situación en Catalunya, donde los independentistas marcan la agenda política y ahondan la fractura social. Una escalada perjudicial para todos.