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La salida de la crisis económica está cambiando el mercado de la vivienda: mientras disminuye el interés por la adquisición de vivienda nueva o de segunda mano, en cambio aumenta la demanda por el alquiler.

Las inmobiliarias de Menorca constatan este incremento, motivado por la falta de crédito -las entidades financieras solo dan facilidades para desprenderse de todos los activos que tuvieron que quedarse al estallar la gran burbuja de la construcción-, la incertidumbre para obtener un empleo e ingresos fijos, y también porque aún no ha terminado el ajuste en el precio de la vivienda, que se había disparado artificialmente, al calor de la especulación, durante el alocado ciclo expansivo iniciado en 2000.

A partir del segundo semestre de 2007 nada volvió a ser como antes, pero aún queda un gran número de viviendas a la venta y promociones sin terminar. La recuperación de la confianza implicará la reactivación del consumo y también el mercado inmobiliario, hoy en situación de atonía.

Pero el alquiler ha irrumpido con fuerza, en la línea de otros países europeos, y ha venido para quedarse. Es otro concepto para el acceso a la vivienda.