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Sonreír, esa mágica palabra de siete letras, esa mágica palabra que hace sentirse feliz a cualquiera. A veces de verdad, otras de mentira, e incluso a veces comprometida.

Sonreír para vivir, para sentir, para ser libre, para ser tú misma. Sonreír por y para siempre. Ante las adversidades, ante los obstáculos, ante los caminos de la vida, ante las dificultades, ante las personas. Sonreír ante ti y por ti.

Tú mejor que nadie te conoces. Tú sabes porqué dejaste de sonreír y en qué momentos se vuelve más frecuente. Únicamente tú, puedes pararlo. Únicamente tú, puedes volver a sonreír, todos los minutos y segundos de tu vida.

Para, siente y piensa. Mira dentro de ti, en lo más hondo, en donde nunca has mirado, en donde nunca pensaste que mirarías, busca, sigue buscando, porque ahí estas, te encontrarás. Encontrarás tu camino a seguir, el tuyo y el de nadie más, es tu opinión la única que cuenta, la única que te puede hacer sentir el cambio.

¿Qué importa lo que dirán los demás? Es tu camino. Son tus errores, son tus aprendizajes, es tu forma de ser, tu forma de sentir… lo que realmente importa. Nada más que eso.

Valórate, aprende, siente y jamás dejes de cuestionar lo que necesitas en cada momento. Escúchate, aprende a hacerlo. Vales más de lo que crees, de lo que sientes, de lo que nunca has llegado a imaginar.

Marcarse objetivos o metas y conseguirlos no es ninguna tontería, ni ningún tipo de mito. Funciona, siempre y cuando sea lo que realmente quieres, lo que realmente te apasiona y lo que realmente esperas de ti.
Volver a sonreír es fácil, muy fácil. Cualquiera puede hacerlo, pero como tu nadie. De forma verdadera y real. Única e irrepetible.

Todo pasa, todo cambia y todo vuelve.

Júlia Pons Lluch

Alaior