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En el Camí de Sa Farola, en Ciutadella de Menorca, no hace mucho tiempo remodelado por el Ministerio de Fomento español y convertido en un hermoso paseo al borde de nuestro espléndido Mare Nostrum, existe una limitación de velocidad de 30 km/h para vehículos de motor.

Pues bien, como sabemos todos los vecinos de esta zona y constatamos a diario; esta norma se ve incumplida día tras día por decenas de automóviles, furgonetas y motocicletas. La vulneración alcanza a veces el doble, excepcionalmente hasta el triple de lo permitido. Esto sin que los infractores sean interceptados, advertidos ni, aún menos, debidamente sancionados.

Por craso e injusto contraste, un anciano que pasea a su mascota y la deja suelta unos momentos para que salte a la parte de rocas y arbustos (al borde del paseo) se alivie y regrese mansa y obediente para ser atada; es sancionado, en principio con el abusivo, desproporcionado y arbitrario importe de 750 euros.

Tras la correspondiente e indignada alegación, el monto de la sanción ha sido rebajado a 300 euros (bonificables por pronto pago al 30%); dado que no existió reincidencia.

Doscientos diez euros por cinco minutos de deambular un can, no por la vía pública, sino por el margen de arbustos y rocas, sin riesgo alguno para nadie; sigue siendo un importe desproporcionado e inaceptable; que, sin embargo, ha sido necesario abonar.

Agravio comparativo, amable lectora, atento lector: Coches, furgonetas, motocicletas saltándose la limitación de velocidad y suponiendo un riesgo cierto para viandantes y otros vehículos, sin sanción. Anciano con mascota que para él es compañía y seguridad, sin riesgo alguno para los demás, abusivamente sancionado. ¿Dónde queda la equidad que debe informar las decisiones de toda autoridad, si deja que estas sean aceptadas de buen grado por los administrados?