El transporte aéreo en Menorca, tras muchísimos años de reivindicaciones, se ha convertido por arte del birlibirloque oratorio, en un teatrillo de guiñol donde siempre hay un polichinela que parte y reparte todos los bastonazos. Su aspecto es el del engaño. Le escriben el guión en el ministerio de Fomento, y llámese como se llame, se sirve para el enredo de otros muñecos secundarios, que a modo de comparsas, interpretan a héroes y villanos según convenga, para llevar de nuevo la trama al consabido frustrante final. A estas alturas, la función aérea preocupa por aburrimiento. Por más títeres que salgan a escena para mantener distraído al personal el resultado acaba siendo el mismo.
Una de las soluciones sería que el polichinela de turno se negara a representar su papel y diera al traste con el guión. ¡Pero ay! Qué difícil es eso cuando se tiene alma de títere. Otra solución pasaría por cambiar al guionista. Pero cuando eso ha ocurrido ¡Oh misterio! el resultado ha seguido siendo el mismo. El looby aéreo feroz, con una actuación desvergonzada y memorable, riéndose de todo el mundo, garrote va, garrote viene tumbando a toda marioneta viviente. Para muestra un botón, la reciente actuación de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, el máximo organismo sancionador, pasando de todo ante el hecho reconocido por la misma compañía Air Nostrum de haber cobrado de más en la OSP con Madrid. ¿Y nuestros políticos? pues preocupados por salir guapos al escenario. Así las cosas, no cabe otra que pensar, qué aquellos que actúan no sean más que polichinelas de un guiñol dentro de otro guiñol todavía mayor.
La función de turno en esta Isla, la escogemos nosotros en el momento de las elecciones. La actual prometía el oro y el moro ¿se acuerdan? Pero pasado el ecuador de la misma, como desgraciadamente ocurre en este tipo de funciones, aquí no pasa nada de nada salvo reuniones y declaraciones contradictorias. Un show incongruente. Una decepción total que se alarga hasta la proximidad de elecciones donde, para seguir en escena, una nueva promesa, una frase redentora, un conejo salido de una chistera aparece en el horizonte para que siga el espectáculo. A votar de nuevo y vuelta a empezar.
Para ilustrar lo dicho, ahí va otro ejemplo de actualidad como botón de muestra:
Ahora vienen las elecciones europeas y se prevé una gran abstención en el teatrillo del guiñol. Pues nada, no problem, sale el presidente del Consell dirigiéndose al público de la sala, diciendo que hay que ir a votar porque es importante para… ¡solucionar el transporte aéreo! Eso no es sacarse un conejo de la chistera, eso es sacarse un avión. A ver si tocando la fibra de un tema que a todos preocupa, va alguno y con el cuento se anima a ir a votar.
Lo cierto es que como no han sido ellos capaces de solucionar, tras intentarlo, el gran problema que tiene Menorca con las tarifas aéreas, ahora resulta que la culpa es de Europa y es allí donde hay que poner el cirio. Pues no señores, no se engañen, en el resto de países europeos con la misma regulación de Obligación de Servicio Público resulta que andan muy contentos con la misma. Si en España los usuarios no lo estamos es sencillamente, digámoslo alto y claro, porque al Ministerio de Fomento, en manos del Partido Popular en el que milita nuestro presidente insular, no le ha dado la gana de negociar unas condiciones para la misma, que resulten favorables para los menorquines.
Al final, como tantas veces hemos visto hacer a los niños en esas representaciones, no sería de extrañar que el público enfadado, hartos de tantas monsergas se levanten de sus sillas y se la líen a los polichinelas, al guionista, al teatrillo y al guiñol votando… a Perico de los Palotes.