Estimat Cine Club, sé que tu també has entristit per les absències dels qui t'han anat abandonant pel camí perquè s'han fet grans i a les nits d'hivern han deixat de sortir de casa. Però també hi ha gent a la nostra petita ciutat que no sabria viure sense tu. Gent que sap apreciar el talent d'aquests creadors de cinema que et fan viatjar pel món sense aixecar-te de la butaca. A més ens dones l'oportunitat de gaudir del cine en la seva versió original, tal com va ser creat. I, encara que sembli impossible, també hi ha espectadors que valoren, tant com jo, el poder estar a una sala de cinema sense crispetes, ni llaunes de coca-cola, ni criatures inquietes, ni renous.
És cert que, en alguns moments, ens has fet enrabiar. Al llarg dels anys hem hagut d'anar canviant de local i no sempre cap a millor. Hi ha hagut nits que, literalment, hem passat fred, que hem tingut problemes per entendre els diàlegs o que, simplement, ens hem quedat amb un pam de nas a la porta perquè la pel·lícula no havia arribat a temps… Però no tot ha estat culpa teva i per això també hem estat comprensius, t'hem fet confiança i hem conservat el nostre compromís amb Joventuts Musicals de Ciutadella. Ara no ens pots fallar perquè, amb una mica de sort, aviat tindrem sala nova i el públic tornarà cap a tu.
Personalment m'agradaria veure cues davant la taquilla, com les que hi ha en els bons cinemes que encara queden a les ciutats importants. Ciutadella és important? Si penses que ho és, no marxis i continua oferint-nos aquesta programació exquisida que ens emociona, ens fa pensar, ens fa més savis, ens fa més forts i, al capdavall, ens fa més feliços. No defalleixis, vés on hi ha la gent jove amb ganes d'aprendre i sedueix-los, crida els enamorats de la vida i atrapa'ls. Tens molts de móns per oferir i nosaltres volem continuar gaudint-los.
Jordi Vila Armangué
Ciutadella
El arte y los animales
Las cartas del lector de este periódico tienen para mí un encanto especial (tendrían más si en ellas dejaran de pelearse los políticos, que otros foros tienen), sobre todo en aquellos aspectos que suponen el poder expresar las emociones por quien lo desee: emociones como agradecimientos a los médicos, enfermeras y cuidadores de pacientes que se sintieron bien tratados, a las personas que le ayudaron a uno a pasar un mal trago; y también cabreos (son emociones) que en general tienen que ver con lo contrario, con sentirse maltratados. Algunas he leído, de algún visitante, de agradecimiento a Menorca, por sus tierras, sus mares y sus gentes.
Uno, que lleva en este retiro cerca de diez años, no deja de sorprenderse de algún descubrimiento que lo conmueve. Y esta es la emoción de la que quiero escribir hoy: del descubrimiento de un artista que tiene un doble mérito: lo que hace, y para quién lo hace. Seguramente tiene que ver con estas sensaciones mi abuelitud recién estrenada, ya que me permitió ver unos rompecabezas que alguien en un mercadillo le había comprado a mi nieta. Se trata de unos rompecabezas de chapa de madera, muy sencillos, que representan animales, con cada pieza de un color que armoniza con el resto. Si el conjunto es hermoso por su forma y su color, cada pieza, por separado, conserva la belleza, y es por tanto bello armado y desarmado.
Decía antes que tenía un doble mérito, y es porque va dirigido a los enanos de poco más de un año. Son prácticamente todos figuras de animales. ¿Por qué les gustarán a los niños tanto los animales? ¿Por qué la palabra animal tiene más ánima que la palabra humano? ¿Será por eso? ¿Los fascinará su capacidad motora, que ellos no dominan, en contraste con que no pueden hablar, ejercicio al que ellos se consagran con éxito muy celebrado por sus mayores? ¿Será porque no engañan?
El caso es que el artista del mercadillo les hace animales hermosos que ellos manipulan, y manipulan forma y color integrando las piezas en un conjunto armónico y significativo. Y ese primer contacto con la armonía y belleza, que el niño manipula, es su primera escuela de arte (¿Cuánto tardará en encontrar la segunda?).
El ver este trabajo me recordó a un amigo recién fallecido, escultor profesional que trabajó en Francia parte de su vida, quien me contaba como había hecho una escultura para un colegio, grande y de mármol, abstracta, llena de recovecos, y me decía el placer que sentía al ver a los niños subirse y jugar sobre la escultura.
Este contacto cotidiano y fuera del contexto habitual del arte, es lo que me parece más importante: es la manera más simple de familiarizar al niño con la belleza, a través del juego. El artista no consigue que el rompecabezas se trasforme en un arreglacabezas con arte.
Me gustó tanto que indagué, indagué y lo conocí. Me enseñó su taller y su huerta (trabaja la tierra con el mismo amor)…y la Nati. Es un hombre sencillo con nombre de flor, Jacint. No es menorquín, pero Menorca lo ha marcado (o estaba marcado antes y Menorca lo eligió.
Gracias Menorca. Gracias Jacint.
Antonio Lage Tesouro
Es Castell
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