Foto: Josep Bagur Gomila
Maó sabe muy bien el significado de «arriba» y «abajo», que explicaron muy bien Epi y Blas en sus intervenciones televisivas. Arriba, la ciudad; abajo, el puerto. Lo que les une son las cuestas y dos ascensores. Lo que les separa es un acantilado de rocas. Arriba, nunca se inundará, porque es un terreno elevado. Abajo, es posible que un día una roca provoque daños irreparables, en alguno de los bares que se apoyan en el muro. En la foto se aprecia perfectamente el agujero que dejó una de las dos piedras que se precipitaron el sábado sobre el tejado del bar Baixamar. Afectó a una zona de almacén. Los bares volvieron a abrir, después del susto, con permiso de la autoridad, aunque uno de ellos quiso curarse en salud y contrató una empresa privada que descubrió otra roca con posibilidades de caer. La preocupación del Maó de abajo está justificada.