Esta fotografía tiene su pequeña historia. En la Fira del Camp de Menorca en Alaior, el 16 marzo de 2014, mientras se entregaban los premios del concurso morfológico de vacas de raza frisona, descubrí, en un lugar apartado, a estos tres hombres emprendedores que son historia viva de la Menorca contemporánea.
Entendí el valor periodístico de aquella imagen, que no buscaba, pero que estaba ahí y que, por sí misma, tenía el valor de una noticia porque había una coincidencia de valores y de trayectorias profesionales desde distintos sectores. Tanto Santiago Pons Quintana como Lorenzo Lafuente Hernández y Guillermo de Olives de Vidal se mostraron sorprendidos y reacios cuando preparé el móvil para fotografiarlos.
«Los políticos y las autoridades están allí abajo, nosotros somos tres amigos que estamos conversando; esta foto no tiene ningún interés para el diario, por favor, no la hagas», me reprochó, en tono amable pero serio el coronel Lafuente. Asintió el también coronel de Olives, que añadió: «queremos pasar desapercibidos, te lo pedimos razonablemente», mientras Pons Quintana permanecía atento a aquella fortuita conversación, cuyo desenlace no podíamos intuir.
Los tres caballeros me escrutaban al unísono con mirada adusta. Se produjo un incómodo momento de silencio. Insistí con educación y entonces surgió el acuerdo. Tomó la palabra Lorenzo Lafuente para manifestar que estaban dispuestos a ser fotografiados siempre y cuando aquella imagen no se publicase hasta que los tres ya no estuvieran entre nosotros.
Acepté el envite, obtuve la foto, les di la mano y me despedí. Cumplí el pacto. Durante todo este tiempo he conservado esta foto, donde resuenan los ecos de aquella conversación.
Testimonio gráfico
Más de diez años después de haberla hecho se publica por primera vez porque esta semana ha fallecido Lorenzo Lafuente, el tercero de estos tres hombres de ideas, de acción, impulsores de tantos proyectos e iniciativas para toda Menorca.
Es el testimonio gráfico de una época y el recuerdo de la relación, tan cordial como discreta, que enlazó siempre al fundador de la fábrica de calzado Pons Quintana y presidente de PIME-Menorca con dos profesionales del Ejército -su gran vocación y su compromiso-, ambos fundadores y expresidentes de la Cooperativa Insular Ganadera (Coinga).
Su huella y su ejemplo los hallamos también en Meloussa, la asociación de propietarios de fincas rústicas de Menorca, y la Asociación de Empresarios de Explotaciones Agrarias de Menorca (Agrame), que presidió Guillermo de Olives; en el Ateneu de Maó y el Foment del Turisme, donde participó activamente Lorenzo Lafuente, que también llevó a cabo inversiones en el sector turístico; y en Creu Roja de Alaior, el CE Alaior y el Centro Cultural de Alaior, entidades a las que Santiago Pons Quintana destinó muchos recursos y con las que trabajó siempre. Los tres, unidos en sesudas, ingeniosas e interminables conversaciones sobre el presente y el futuro del campo de Menorca, con las mejoras e innovaciones en los llocs que gestionaban: Rafal Fort; Capifort y Son Olives; Fontanilles y s’hort des Lleó; y Son Pons, Montserrat y Sant Joan de Serra.
El padre, asesinado
Lorenzo Lafuente Hernández, junto con sus hermanos vivió en carne viva el drama de la guerra civil, con el asesinato de su padre, Lorenzo Lafuente Vanrell, en noviembre de 1936, tras haber sido recluido en el siniestro buque-prisión «Atlante», fondeado en Cala Figuera.
Lafuente Vanrell, que forma parte de la Galería de Menorquines Ilustres del Ayuntamiento de Maó, combinó su carrera militar con una gran vocación por la literatura y el periodismo. Fundador del Ateneu, fue autor de varias obras de investigación, entre ellas «Geografía e historia de Menorca», «Estudios sobre la industria de la plata en Menorca», «Menorca en la literatura» y «Apuntes de folklore menorquín». Escribió en la «Revista de Menorca» y dirigió la «Página Menorquina» de «El Bien Público». Fue fusilado por sus ideas políticas y sus sólidas convicciones católicas.
«Fueron tiempos de locura, de desmanes, excesos y tropelías», me comentó Lafuente Hernández aquella mañana en la que visitamos La Mola. «La muerte de mi padre se podría haber evitado, como la de otros tantos menorquines, pero se impusieron la sinrazón y el odio hasta que llegó a Menorca el general José Brandaris.
Inaem y Premi Born
El diputado Pepe Mercadal Baquero tiene una buena oportunidad para preguntar al Gobierno de Pedro Sánchez y averiguar por qué el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música ha retirado la ayuda institucional que concedía a la convocatoria del Premi Born. O bien, gestionar esta aportación desde otro departamento.