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El otro día en la cena de la Patrona del Colegio de Médicos y a raíz del último escrito sobre la repercusión de los tatuajes sobre la salud (Es Diari 21-06-2024), un compañero me comentó que por qué no hablaba de la personalidad o de la situación psicológica de aquellos que se tatuaban, habida cuenta que nos encontramos en la consulta con pacientes que prácticamente todo su cuerpo está tatuado, lo que sugeriría algún problema psicológico.

Yo le expliqué, muy sucintamente, que en mi opinión no habría mucho publicado y que puesto que es una práctica que viene inicialmente desde los marineros  o aquellas personas de baja extracción social, de una cierta marginalidad social; a identificar personas que están relacionadas con clanes violentos, dependencia de drogas,… hasta en la actualidad, como un ornamento en personas diríamos que normales, o que simplemente lo utilizan de adorno, el tema no sería fácil.

De ahí, que se clasifique al tatuado en los estudios clínicos como aquel que lleva un solo tatuaje o con más de uno; aunque en el tema que nos ocupa, lo que los distinguiría de llevar un tatuaje como adorno, o como un atavío en forma diríamos histriónica, sería que lleva gran parte de su cuerpo tatuado. Posiblemente, el llevar tatuajes en exceso, podría relacionarse con su situación psicológica, con su sustrato psicopatológico, como una manera mostrarse a sí mismo, resaltarse, de darse a conocer que les vean, o sea de un cierto histrionismo.

En realidad el «trastorno histriónico de la personalidad» o la conocida cómo  «personalidad histeroide» está recogida por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría como un trastorno de la personalidad que se basa en una excesiva búsqueda de la atención, una excesiva necesidad de aprobación. Por lo que expresan sus emociones de forma excesiva pudiendo realizar apariciones inapropiadas y llamativas. Dentro de los 9 criterios del  DSM V, con las que definir este trastorno el 4. Señalaría: «Utiliza constantemente el aspecto físico para atraer la atención».

Sin embargo, no tenemos datos de que estas personas utilicen los tatuajes más que la población general; probablemente sí, pero faltan evidencias.

Este trastorno es más frecuente en mujeres que en hombres, de 4 a 1,​ con una prevalencia del 2-3 por ciento de la población general.

Sin embargo, como todos sabemos los tatuajes son comunes en actores, actrices, en diversas personas del mundo de la farándula, y en la actualidad gran cantidad de los adolescentes como una forma de autoafirmarse.

Se trata, por tanto, de un tema complicado, lo suyo sería, si el llevar uno o varios tatuajes se pudiera interpretar como un signo de una determinada patología o una determinada personalidad específica, aunque estemos de acuerdo que aquella persona que va tatuándose al cabo de su vida en todas las extremidades del cuerpo, incluso en zonas ocultas del mismo, no es, podríamos decir una persona con una personalidad corriente o normal.

Una encuesta del Pew Research Center del 16 de agosto de 2023 en EEUU mostró  que el 32 por ciento de los adultos norteamericanos tiene un tatuaje y el 22% que tiene más de uno; y como se ve, es un porcentaje bastante superior al del trastorno histriónico de la personalidad en la población.

Según la misma el 38 por ciento de las mujeres llevarían  al menos un tatuaje, frente al 27 por ciento de los hombres. El 56 por ciento de las mujeres de entre 18 a 29 años y el 39 por ciento de los afroamericanos frente al 35 por ciento de los hispanos, y el 32 por ciento de los blancos, en dicho país. Pero tampoco el nivel cultural o educativo distinguiría unas personas de otras, así el 37 por ciento de quienes tienen algo de educación universitaria tendrían un tatuaje, el 24 por ciento con licenciatura; aunque sí el nivel de ingresos, pues 43 por ciento de los adultos de bajos ingresos tendrían tatuajes    frente al 21 por ciento de los de hogares de ingresos altos.

¿Y por qué se los hicieron?, -les preguntaron-, la mitad (47 por ciento) para expresar lo que se cree, para auto-firmarse y el 32 por ciento para mejorar su apariencia personal. Ahora bien, el 24 por ciento de los estadounidenses tatuados manifestaron que se arrepienten de alguno de sus tatuajes.

En fin, ¿quién entiende el comportamiento humano?