El PSOE lanza a Robsy como candidato del 2027

En una rápida operación, diseñada y ejecutada con habilidad por el comando Francina Armengol-Marc Pons, el conseller Eduardo Robsy Petrus ha sido nombrado esta semana asesor de la Oficina de Asuntos Económicos y G20, con sede en La Moncloa. Depende del gabinete de Presidencia del Gobierno y actúa bajo la dirección de la Secretaría General de Asuntos Económicos y G20, que encabeza Manuel de la Rocha.

Robsy, que fue gerente y tesorero del Ayuntamiento de Maó entre 2007 y 2011, estaba llamado a ejercer -siempre que la izquierda hubiera conseguido volver a formar gobierno-, como vicepresidente del Consell, con pleno poder vicario de Pons-Armengol para embridar, orientar y aleccionar a Susana Mora y que se hiciera valer más ante Més per Menorca.

Las cosas se torcieron el 28 de mayo para PSOE, Més, y sobre todo para Podemos, que quedó sin representación en la primera institución política de Menorca. No hubo nuevo gobierno de izquierdas y, en consecuencia, se volatilizaron todas las aspiraciones de Eduardo Robsy; y el ‘plan señorita Susana en siete días' de Marc Pons se fue al garete.

Al cabo de unos días de duelo, asumida la derrota, se empezó a activar la maniobra ‘hay que salvar al soldado Robsy'. Una estrategia impulsada entre susurros apenas perceptibles en un espacio ignoto donde se consulta la relación de afectos y desafectos; el gabinete donde toman las grandes decisiones, el laboratorio de pócimas, elixires y cocimientos en el que se resolverá si Isabel López Manchón sigue como directora insular de la Administración del Estado o acaba siendo relevada.

390 asesores

La continuidad de Marc Pons en la ejecutiva federal del PSOE como secretario de Transición Justa y Protección de la Biodiversidad (La Coruña, 22 de enero), dio alas a la ‘operación Ryan-Pons'.
El PSOE dio a conocer el jueves la buena nueva del nombramiento de Robsy como ‘asesor de Pedro Sánchez', lo que implicó su entrada en la plantilla de 390 asesores de La Moncloa. Atrás queda el episodio de su dimisión como alto cargo del Govern.

En mayo de 2022 Robsy dimitió como director general de Vivienda y Arquitectura del segundo Govern Armengol, para lo que alegó motivos personales. Fue una renuncia inesperada, envuelta en la polémica por la falta de viviendas sociales en Balears, y cuyos verdaderos motivos nunca llegamos a conocer. Después, en noviembre de 2022, afirmó que había presentado su dimisión porque «tenía unos recursos muy limitados».

«Simultaneará»

A primera hora de la mañana del jueves, y poco antes de comunicar el nombramiento a Adolfo Vilafranca, noblesse oblige, el número dos del PSOE en el Consell distribuyó, entre varios periodistas, la nota que había redactado para explicar su incorporación al equipo de La Moncloa.
En las redacciones, cuando se conoció la noticia, lo que más llamó la atención fue que «Robsy simultaneará su actividad política como conseller del PSOE en la oposición con su actividad técnica a nivel económico y jurídico en La Moncloa». De ahí, la renuncia a la retribución que le corresponde por su actual dedicación parcial del Consell, que asciende a 30.000 euros, y pasará a percibir dietas.

Doble mensaje

No se entiende, de entrada, el empeño del exdirector general de Vivienda para ejercer dos cargos políticos en dos instituciones distintas al mismo tiempo. Pero, se entiende perfectamente como maniobra política del PSOE menorquín para las elecciones de 2027.
Un movimiento de calado con doble mensaje: identifica y promueve a Robsy como candidato socialista a la presidencia del Consell y, al mismo tiempo, da por amortizada a Susana Mora, que ya ha manifestado en su círculo íntimo que ya no volverá a encabezar la lista del PSOE a la institución insular. Las manos que mecen la cuna señalan a la expresidenta cuál será su camino en 2027: la candidatura al Parlament, porque entonces habrá acabado el ciclo de Damià Borràs en la cámara autonómica.

Moción frustrada

Aquel sinvivir en Ciutadella sobre la moción de censura para tumbar a la alcaldesa Juana Mari Pons Torres ha acabado en silencio. Las desconfianzas entre PSOE y PSM, que son anteriores a los resultados electorales de mayo, han influido tanto o más que, hoy, no está justificada ni explicada esta iniciativa de derribo.