Laberintos mentales

La primera inquilina a la que vamos a conocer es Blandine Watkins, una chica marginal de 18 años, que una noche de calor abandona su cuerpo, algo que casi toda su vida lleva deseando que sucediera. Vive en el apartamento C4 con tres chicos, a cuál más raro que han ido conviviendo con distintas familias de acogida antes de empezar a independizarse.

En los apartamentos vecinos conoceremos a otros personajes bastante extraños. Una joven madre, a la que le cuesta mucho asumir la maternidad, y su marido; una pareja de septuagenarios medio sordos cuyo yerno vuelve a estar en la cárcel por robo; una mujer solitaria que padece de fonofobia y se gana la vida escribiendo esquelas. También aparecerá un profesor que coquetea con una alumna enamorada en un caso en que el consentimiento entra de lleno en una situación de conflicto moral.

Poco a poco, Gunty, una joven escritora nacida en 1993, nos va contando en su opera prima las historias cruzadas de los inquilinos de La Conejera y otros personajes al tiempo que nos introduce en la complejidad de su desconcierto vital y sus neuras interiores.

Desde la primera página sabemos que Blandine “abandona su cuerpo” y ese misterio es uno de los elementos de intriga de esta premiada novela en la que late el presentimiento de un acto de violencia. Otro punto de interés son los laberintos mentales en los que se van perdiendo los protagonistas de este libro que es también una indagación literaria de la psicología de un grupo de gente a la que les cuesta adaptarse a una sociedad que les da la espalda y parece estar tan desquiciada como ellos.

La conejera

Tess Gunty

Traducción de CE Santiago

Editorial Sexto piso

428 páginas