Efectivamente, ha sido un engaño, una gran farsa que demanda muchas y convincentes explicaciones.
La broma de los temidos radares y las amenazantes cámaras que graban a los vehículos al acceder a la plaza Explanada de Maó no era una tomadura de pelo perpetrada por el alcalde Héctor Pons, sino una enorme mentira.
Más allá de la crítica expresada por Ara Maó, que intenta distanciarse -desde la sorpresa y la estupefacción- de esta medida, hay que averiguar quiénes sabían que estos vistosos equipos no se han utilizado para sancionar. Todo lo contrario de lo que se anunció y no se ha cumplido.
Acudamos a la hemeroteca para situarnos. «Es Diari», 15 de febrero de 2022. «Los tres nuevos radares de control de velocidad instalados por el Ayuntamiento de Maó en distintos puntos controvertidos en cuanto al tráfico, y las cámaras de control de acceso al centro de la ciudad, restringido desde el verano a vehículos de residentes en el casco antiguo, empiezan este martes a funcionar y, por tanto, a emitir sanciones a quienes incumplan la normativa establecida después de un periodo de gracia, empleado para informar de su existencia».
La información no admite doble interpretación y alude, a un periodo de gracia que ya ha terminado. «Desde el Consistorio mahonés recuerdan que, para evitar cualquier tipo de sospecha sobre el afán recaudatorio de la medida, durante las últimas semanas se ha llevado a cabo una campaña informativa para que todos estos dispositivos no puedan coger a nadie por sorpresa», subraya la noticia.
Infracción sin multa
Pero como la realidad supera siempre a la ficción, 19 meses después nos desayunamos con que no se ha emitido multa alguna porque, a pesar de estar en funcionamiento, tanto los radares como las cámaras, no se ha tramitado ningún expediente sancionador.
Resumiendo, todas las infracciones que se han producido, y de haberlas, haylas, no han sido sancionadas.
Irrumpe en escena Ara Maó. Su portavoz, Jordi Tutzó, proclama que «no se pueden decir mentiras» y subraya que «no sabíamos que no se estaba sancionando». Graves acusaciones que motivan la reacción del PSOE, que hoy gobierna sin los concejales de Ara Maó.
Según los socialistas, lo sabía Manuel Lora, que en el anterior mandato fue concejal de Movilidad. También «estaban al corriente de la situación y de los trámites» los ediles Conxa Juanola, Antoni Carrillos y Catalina Ferrer. Estos dos últimos forman parte de la corporación municipal elegida en mayo, aunque ejercen la oposición con PP y Vox.
El concejal portavoz del PP, Mateu Aínsa, critica el ‘ocultismo' que planea esta incómoda cuestión y aún sigue esperando que le convoquen a una reunión. Ahora deberá convocarse porque lo ocurrido se debatirá en el pleno. Los tres grupos de la oposición demandan explicaciones claras.
«Próximo invierno»
La gran pregunta que se formulan los conductores mahoneses consiste en cuándo se empezarán a tramitar las sanciones por las infracciones que detecten los radares y las cámaras. Cabe esperar que ahora no se repita el engaño.
Invoca el gobierno municipal que todo se ha hecho para el bien de la ciudadanía, porque lo que se pretendía era una función disuasoria, aún a costa de la generalizada tomadura de pelo. Todo habría resultado más creíble si se hubiera anunciado el 1 de abril.
No es una cuestión baladí, porque si quienes deciden y gobiernan la ciudad mienten con los radares y las cámaras que no sancionan, a pesar de haber afirmado que multaban, ¿en qué otros temas se repite la misma actuación?
Y volviendo a la pregunta inicial, ¿por qué empezar a sancionar este próximo invierno, cuando cae la afluencia turística, se reduce el número de vehículos de alquiler, y circulan los conductores locales?
Triay habla claro
El nuevo presidente de la Asociación Hotelera de Menorca, Sebastián Triay Fayas, propugna que los establecimientos de alojamiento puedan abrir, en lugar de seis meses al año, como mínimo ocho o nueve. Para ello propone unir promoción y conectividad, desde el planteamiento de que «no se puede dejar de promocionar Menorca».
Y sobre limitar la entrada de vehículos afirma: «sigue existiendo un problema que contribuye a esta sensación de densidad de vehículos y es el lamentable estado de nuestras infraestructuras que no han mejorado, como sí lo hemos hecho el resto del sector privando, modernizando nuestros establecimientos. La carretera se ha convertido en un problema técnico, no político». El presidente de Ashome siempre habla claro y alto.