Abrimos la edición de «Es Diari» del 13 de junio de 2019, hace cuatro años, a 48 horas de la constitución de los ayuntamientos de Menorca tras las elecciones municipales que se habían celebrado el 26 de mayo, con estos titulares: «La Entesa de Es Mercadal ofrece un pacto al PP para gobernar al municipio. Desencuentro entre la formación de izquierdas y el PSOE de Xisco Ametller. Las negociaciones de un posible acuerdo entre el PSOE y la Entesa saltan por los aires después de más de dos horas de discusión».
Al día siguiente respondió el Partido Popular: respetamos la lista más votada y rechazamos el pacto con la Entesa al considerar que el ofrecimiento es «poco serio», y que lo mejor para el municipio, lejos del reparto de sillas y bloquear el acceso a la alcaldía de algún candidato, sería impulsar políticas de la mano de Francesc Ametller.
O sea, el acuerdo de gobernabilidad que, cuatro años después, ante la incredulidad, pasmo y asombro del PSOE, han cerrado el PP y la Entesa des Mercadal viene de lejos.
En 2019 no prosperó en Es Mercadal el pacto PP-Entesa porque los populares consideraron que no sería entendido por los electores, por lo que los dos concejales populares se abstuvieron, lo permitió a Ametller seguir en la alcaldía, pero sin pacto de gobierno. Pero ahora aquel acuerdo se ha consumado plenamente.
El enfado de Gomila
El PSOE no sabe aún qué ha ocurrido para, a pesar de haber sido la formación más votada, haber quedado sin la primera vara de Es Mercadal.
Lo acredita el denso, prolijo, difuso y confuso comunicado de siete folios difundido el martes, tras la comparecencia de los cinco concejales electos: Jesús Gomila, Meli Villalonga, Lali Garriga, Javier Periáñez y Lena Taltavull. En tre otras cuestiones, afirman que «no sabem si [el PP i l'Entesa] ja tenien un pacte previ abans de començar les reunions amb nosaltres». Pues a estas alturas ya tendrían que saberlo.
Los socialistas pasaron de la incredulidad a la contrariedad. No se creyeron, primero, y no lograban entender, después, el acuerdo que habían cerrado el nacionalista Joan Palliser para ser investido alcalde y el popular Cristóbal Pons, primer teniente de alcalde, con la participación de Miquel Angel Maria, que acudió a la toma de posesión, y Cristóbal Marqués Palliser, que asistió a la segunda investidura de Antonia Camps como alcaldesa de Es Migjorn.
Al escepticismo -simple negación de la evidencia- se añadió el morrocotudo enfado de Jesús Gomila, que ya se veía con la vara de mando en las manos, pero expresó su visible enojo al negarse a intervenir. El candidato socialista, con falta de fair play, no tomó la palabra. El PSOE pasa directamente a la oposición.
No habrá, por tanto, gobierno municipal de concentración en Es Mercadal, propuesto por la Entesa, al haber sido rechazado por el PSOE.
La frustración
En Ciutadella el ‘caso tóner', en la noche del viernes 16 de junio, provocó la voladura del precario entendimiento gestionado, de mala gana y sin expectativas de pacto, por los negociadores designados por PSOE, PSM y Gent per Ciutadella. Riure per no plorar.
Escribe Miquel Angel Maria en AraBalears que «no se trata de una frustración exclusiva de Ciutadella; lo significativo es que todos los pactos posibles de las izquierdas en Menorca han fracasado», en referencia a lo ocurrido en los ayuntamientos de Es Mercadal y Maó -donde Héctor Pons tampoco ha cerrado el acuerdo con Ara Maó, con el urbanismo como área en disputa- y la candidatura al Senado, que no se consiguió.
La crítica de Miquel A. Maria se dirige al PSOE, «que ha sido incapaz de alcanzar acuerdos con ninguno de los seis interlocutores con los que podía pactar». El coordinador general del PSM pone el dedo en la llaga al denunciar la soberbia, arrogancia y falta de flexibilidad de los socialistas españoles, que a quien más ha perjudicado ha sido a ellos mismos.
Las heridas son profundas y tardarán en curar, porque no hay confianza para emprender una nueva relación. Los adversarios necesitan sentirse respetados, en lugar de objeto de anulación y desaparición.
Gobierno en minoría
En Ciutadella, los desencuentros de la izquierda han motivado que el PP haya asumido el gobierno municipal.
La alcaldesa Juana Mari Pons es consciente de que gobierna en minoría y que, por tanto, su gestión exigirá un gran talante negociador e información permanente a todos los grupos municipales para ir cerrando acuerdos. Sabe que no será fácil, pero pondrá todo su empeño. La primera prueba consiste en aprobar el organigrama municipal.