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El filósofo francés Pascal Bruckner (París, 1948) relata como si fuera una novela algunos recuerdos de su relación con su padre René en los que salen a relucir la miseria moral de su progenitor. Fue un ingeniero de minas y un hombre culto pero además un furibundo antisemita, filonazi, mujeriego y acosador de su mujer, la madre de Pascal. René Bruckner era sin duda un personaje despreciable pero para Pascal un padre siempre es un padre.

Un buen hijo comienza con sus memorias de cuando tenía diez años y rezaba a Dios para que provocara la muerte de su padre, quien no solo le pegaba por sus malas notas en matemáticas sino que le llamaba imbécil y le tachaba de ser el deshonor de la familia.

Además de ser una evocación el libro además un relato de su propia formación como persona, de su biografía intelectual y de sus inicios como ensayista escribiendo a dos manos junto a Alain Finkielkraut libros como El nuevo desorden amoroso. Su crecimiento personal está contado en paralelo a la evolución de la cultura francesa de la segunda mitad del siglo XX.

Nos habla también de los "padres de sustitución" que tuvo que buscar en sus años jóvenes. Al reflexionar sobre esta cuestión señala: "Paradojas de la posguerra: la generación que mató a la autoridad paterna buscó desesperadamente otros padres de repuesto. Se rebelaba para ser libre y luego se entregaba a un nuevo tutor. Unos se prosternaban ante Mao, Castro o el Che Guevara; otros ante cualquier gurú patentado por la intelligentsia, pero lo esencial era la prosternación".

La parte final de Un buen hijo es quizá la más desasosegante. En ella cuenta la etapa en que se tuvo que hacer cargo de su padre viejo y decadente.

Además de ensayista, Pascal Bruckner es autor de novelas como Lunes de fiel o El amor del prójimo. Su familiaridad con el relato de ficción le permite reconstruir esta evocación del padre como si se tratara de una ficción. Sin omitir ninguna de las tropelías de su personaje, el autor no puede evitar sentir ternura y comprensión por el abominable hombre que le tocó en suerte como padre.

Un buen hijo

Pascal Bruckner

Traducción de Lluís Maria Todó

Introducción de Juan Manuel Bonet

Editorial Impedimenta

220 páginas