Las cañas se han vuelto lanzas contra Paco Segarra, el tercer mecenas en la historia del Sporting Mahonés después de Gaspar Melsión y Antonio Gomila, cuyo final, sin embargo, poco va a tener con el de su más inmediato predecesor que dejó a la entidad impoluta, sin la más mínima carga.
Del aplauso espontáneo que llegó a emocionarle hace apenas tres semanas en la asamblea extraordinaria de socios cuando la mayoría de asistentes le premió su increíble generosidad se ha pasado a otra realidad bien distinta en la que sus empleados directos le señalan con el dedo y sus colaboradores en la junta critican las formas y el fondo de sus decisiones tanto como el deje de arrogancia en sus últimas declaraciones.
Ha sido el discurso final de Luis Elcacho el que más ha dañado la imagen del promotor catalán, responsable del ascenso y la permanencia en Segunda B con su aportación personal, pero también el primero al que se deben pedir cuentas por tener al club al borde del precipicio y en boca de todos por razones que nada tienen que ver con las deportivas.
El bombardeo descargado por el entrenador de Lleida contra el presidente, sin embargo, ha causado cierta conmoción entre parte de la directiva y la afición no ya por sus críticas sino por su petición. Elcacho no tuvo reparos en solicitar a Segarra que abandone el club por el mal que le está haciendo. Esa petición causa pavor a muchos porque, en buena lógica, Segarra debe estar deseando hacerlo, marcharse y olvidar este túnel oscuro en el que se ha metido tras dilapidar más de un millón de euros. Triste es que después de tamaño desembolso la situación sea ésta, pero por esa misma razón, Segarra tiene un compromiso adquirido y no puede abandonar con la que está cayendo.
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