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Hace apenas dos décadas Menorca aparecía en la geografía nacional e internacional como un anhelado rincón vacacional. Cierto que la industria del calzado, la bisutería o el queso guardaban una consideración notable pero lo hacían, fundamentalmente, en los ámbitos de sus propios gremios. Hoy Menorca es algo más que toda su producción propia o la belleza paradisíaca que le ha regalado la naturaleza. Y lo es gracias al deporte, gracias a la progresión sostenida del CB La Salle Mahón, renombrado Menorca Bàsquet después de su ascenso a la LEB, y al Club Volei Ciutadella.

Los dos estandartes del deporte insular se han abierto camino en la élite española escalando peldaño tras peldaño a partir de la gestión emprendedora de sus principales dirigentes y el respaldo social e institucional de sus proyectos hasta situarse en la categoría superior de sus respectivas disciplinas. El Menorca sufre la exigencia de la ACB que le ha abierto sus puertas en dos ocasiones y también se las ha cerrado. Pero el Club Volei Ciutadella ejemplariza la regularidad ascendente, esa misma que le ha llevado al lugar que ocupa esta misma semana.

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Un partido, sólo uno, el que jugará el próximo sábado en Ciutadella, separa al club de poniente de conseguir el máximo galardón posible que nunca antes haya conquistado una entidad de este rincón mediterráneo, es decir, proclamarse campeón de la primera liga profesional femenina del país.

Por la trascendencia del campeonato, por las alegrías proporcionadas en los últimos años, por trasladar el nombre de Menorca a la península, las Canarias y más allá de los pirineos... y porque se lo merece tras su épica reacción del sábado en Murcia, es el momento preciso para que la sociedad insular, tanto la que sigue el deporte como la que se muestra indiferente, dé el próximo sábado el empujón definitivo al equipo orgullo del CV Ciutadella. Se lo ha ganado.