La buena noticia es que aún hay tiempo para que Sergi Enrich pueda sanear la temporada. La mala noticia son los meses que ha perdido desde integrara la plantilla de Primera División del Mallorca el pasado verano, aunque su debut en la máxima categoría se remonte a un año atrás en Cornellà frente al Espanyol.
El joven delantero de Ciutadella ha regresado los dos últimos encuentros al filial que milita en la Segunda División B. Se trata, por doloroso que parezca, de una acertada decisión supuestamente propuesta por Vicente Engonga, entrenador del segundo equipo bermellón con la aprobación de Michael Laudrup.
Los hechos revelan que el 'gran danés' no profesa una suficiente querencia por nuestro representante en el fútbol de elite. Ha estado el Mallorca carente de delanteros por unas y otras circunstancias y Laudrup ha dejado a Enrich como tercera vía permitiendo que otros canteranos le adelantasen en su proyección. Cierto que Enrich ha tenido que lidiar con una incómoda lesión de la que se ha restablecido hace poco tiempo, pero de haber confiado en su fútbol, Laudrup le habría concedido más opciones en el último mes cuando apenas tenía efectivos en su línea de ataque.
Por eso, en ocasiones es bueno retroceder para avanzar, y salvo que la situación varíe de aquí al final de temporada, incluso después de su esperanzadora titularidad ante el Madrid en la primera jornada de esta Liga, parece más conveniente que Enrich acepte una cesión para poder regresar a lo grande si explota sus cualidades, que en el Mallorca, por ahora, mantiene estancadas. Todo, antes que caer en el más puro ostracismo por más que comparta vestuario y dinámica de un equipo de Primera División. Un jugador profesional, todavía en formación, crece en el césped, no en el banco o en la grada.
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