Actuaciones como la de ayer ante el CAI Zaragoza, enaltecen al equipo de Paco Olmos, refuerzan el papel de la afición como sexto hombre en Bintaufa, y permiten observar el futuro sin una urgencia apremiante. Esa es la verdad porque el balance a día de hoy resulta fantástico: cuatro triunfos en diez partidos en la temporada del retorno a la ACB.
Comprometida con la tarea encomendada esta plantilla se deja el corazón en cada intento y multiplica sus prestaciones a partir de un esfuerzo generoso aderezado con la sabia dirección de su entrenador y el efectivo trabajo que realizan sus ayudantes para preparar cada encuentro. Sólo así puede interpretarse su notable marcha hasta el momento en esta primera vuelta del campeonato.
Pero más allá de la clasificación actual aseada, la exigencia de la Liga y el largo trecho a recorrer recuperan al pensamiento generalizado en torno a las carencias de la plantilla. No hay un técnico, un directivo, un aficionado que no las advierta.
No es de extrañar, por tanto, que sobre la mesa de Oriol Humet, director general, se amontonen los ofrecimientos de agentes para colocar uno o dos jugadores de perímetro en la Isla. Ciorciari no puede mantener toda la Liga el ritmo tan agotador como efectivo que sigue desde el inicio, y resulta imprescindible disponer de un tirador que anote desde el perímetro porque no lo hay.
Fichar es una decisión compleja por dos razones: no hay recursos en pleno proceso de ampliación de capital, y Benito Reynés, presidente, ha proclamado que no habrá movimientos porque el club no puede acometerlos y el consejo no malgasta un euro. El debate está servido aunque aparezca y desaparezca cual río Guadiana a medida que broten los buenos y malos resultados. El tiempo, sin embargo, hará imprescindible reforzar al equipo.
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