10/11/10 14:32
Ya no es Urko Otegi aquel jovencito grandote e impulsivo que exteriorizaba sentimientos y enamoraba a la afición con sus acciones impulsivas en la cancha. Hoy, ocho años después de su primera incursión en la Isla, este donostiarra-villacarlino que será treintañero el próximo agosto, acumula una madurez cincelada a golpe de alegrías y decepciones. Las primeras, con los tres ascensos que adornan su palmarés –dos en Menorca y uno en León– las segundas, los dos descensos y el desalojo del club menorquinista como desenlace fatídico a sus desencuentros con Curro Segura.
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