TW
1

Después de ser lanzado y presentado en noviembre en algunos puntos de la Galicia natal de su autor, como la Costa da Morte y Betanzos, el libro «Diminuto planeta azul: el universo visto desde Menorca» ya se está dando a conocer en su lugar de origen. Después de una primera toma de contacto el pasado viernes en la sede de Cas Vesins en Ferreries, Javier Ares visitará otros puntos como el Cercle Artístic de Ciutadella o el Ateneu de Maó el próximo mes de enero.

El fundador de Polaris Menorca, empresa que ofrece servicios astronómicos y ecoturismo activo, advierte de que esta obra refleja «el trabajo» y «la oportunidad» que surge en la Isla a raíz de su declaración en 2019 como destino y reserva Starlight, título por el que estuvo trabajando el propio Ares durante el tiempo en que ejerció como conseller de Medio Ambiente y Reserva de Biosfera. «Los menorquines tienen que ver el patrimonio que tienen encima de sus cabezas», afirma el gallego.

Un firmamento característico

La imagen que ilustra la portada del libro está tomada en Pont d’en Gil. En ella se aprecia a una persona observando el cielo, toda una declaración de intenciones. «Es un poquito el subtítulo del libro ‘El universo visto de Menorca’ y al ser un nauta que contempla un universo tan grande desde su catalejo, pues ahí estaría el título ‘Diminuto planeta azul’», confiesa el autor de la obra. «Con nuestras experiencias intentamos que las personas no solo miren. Observar ya implica dedicar un tiempo y establecer un contacto, mientras que contemplar ya implica elevar la mirada. Y eso no se ve por la televisión», explica sobre las experiencias que explica en el libro y él mismo ofrece en Polaris.

De ahí que Sílvia Abril y Andreu Buenafuente, clientes habituales, se hayan prestado a escribir el prólogo. «Mis experiencias le declaran la guerra al entretenimiento embotellado. Cada vez que vienen 20 personas a mi actividad, están dejando de atender a una pantalla. Estoy contentísimo de meterle 20 goles a Netflix y HBO», declara con humor. Y es que el cielo menorquín ofrece una vivencia única: «Es complicado porque hay calima, humedad, viento... pero tenemos muy buen cielo si atendemos al resto de Europa», sentencia.