Arqueras en una sesión de entrenamiento | Gemma Andreu

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En 2016, el doctor Domingo Hipola del Hospital Infanta Leonor de Madrid se fijó en el tiro con arco como posible terapia para las pacientes con cáncer de mama. El linfedema, una de las secuelas más habituales de este tipo de cáncer, se manifiesta en uno de los brazos: se forma una hinchazón al acumularse la linfa a causa de una mala circulación. Hipola, al ser también arquero, pensó que su deporte podría ser un buen modo para que las afectadas moviesen y ejercitasen el brazo afectado. «Las vibraciones que produce la cuerda del arco al soltar la flecha se transmiten por el brazo y hacen que mejore el drenaje de la linfa, rebajando la inflamación en el brazo. Además, se trabaja mucho la movilidad articular en los hombros, lo que viene muy bien al tener la mayoría de ellas afectaciones musculares», desarrolla el arquero Borja Goñalons.

Cuando era presidente del Club d’Arc Mahó, en 2018, se enteró de que existía esta terapia, lo que le pareció «una iniciativa muy interesante». «Vi en la prensa una noticia de que estaban haciendo esto en Madrid, así que hablé con la directora técnica de la Federación Española de Tiro con Arco, Almudena Gallardo, y también me puse en contacto con la técnica de Deportes del Consell en aquel momento, Carmen Sunyer, que se sumó al carro», comenta Goñalons sobre las primeras conversaciones que mantuvo en septiembre de ese mismo año.

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Las seis arqueras del programa de este año, junto al instructor Borja Goñalons en una de sus sesiones de entrenamiento | Gemma Andreu

De pionera a presidenta

Así fue como consiguió que en 2019 se incorporara al club la primera promoción de arqueras con cáncer de mama, de la cual acabaría saliendo la actual presidenta de la entidad, María Fernández. Pese a que en su juventud había sido una chica deportista y muy activa, llegando a practicar tenis o voleibol, Fernández «desconocía totalmente» el tiro con arco. «No sabía ni cómo era un arco», comenta entre risas.

Su entrada en el club vino derivada del consejo del servicio de oncología del Mateu Orfila. «Me diagnosticaron cáncer de mama en el pecho derecho e hice quimioterapia», empieza a contar, emocionándose cuando recuerda que su hermana Rosario había pasado por el mismo proceso medio año antes que ella. «Ella fue la que me insistió en que me hiciera una revisión y fue cuando lo descubrieron. Por suerte, me lo cogieron bien a tiempo y no necesité radioterapia. Por este antecedente, al ser las dos hermanas, optaron por hacernos a ambas doble mastectomía. Después de todo esto nos ofrecieron introducirnos en el programa de tiro con arco y entramos las dos a la vez», relata la actual presidenta. «Ya empezamos y fue un no parar», dice recuperando la sonrisa.

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Una arquera se prepara para disparar a diana | Gemma Andreu

Especial enfoque

«Habitualmente, cuando una persona se inicia en el tiro con arco miramos cuál es su ojo dominante, para elegir si va a tirar como un diestro o como un zurdo», explica Goñalons. Pero en el caso de las afectadas por cáncer de mama es diferente. «Tenemos que primar el brazo afectado porque es el que tiene que coger el arco, sean diestros o zurdos. Nos encontramos con casos de personas que tienen que tirar como derechas siendo zurdas y viceversa. Al principio es un poco más complicado, pero aparte de esto y de que tienen que tener el brazo protegido para evitar posibles golpes con la cuerda, lo demás viene a ser bastante similar», asegura.

El hecho de poder integrarse como una más en el grupo favorece que usuarias como María puedan olvidarse de la situación que las ha llevado hasta allí y encontrar un nuevo espacio de socialización. «Hacemos quedadas, comidas, cenas… y no se habla del proceso. Ahora somos amigas», resume ella misma. Asimismo se suma la adherencia al deporte competitivo al participar en campeonatos insulares, autonómicos y nacionales.

Desde que comenzase hace cinco años, por el programa del Club d’Arc Mahó han pasado más de cien afectadas por el cáncer de mama, de las cuales veinte han permanecido en la entidad una vez superada la enfermedad. Un éxito que se ha ampliado al Club d’Arc Ciutadella, donde también participan en el mismo programa que promueve el servicio de oncología del Àrea de Salut de Menorca.