Así, se culmina un proyecto que arrancó en el mes de marzo y que ha ido saliendo adelante a medida que las circunstancias lo permitían con una idea clara, que la figura tomara forma de homenaje. «Todo surgió con la intención de hacer un regalo a los niños de Sant Lluís por su buen comportamiento durante la pandemia», explica Víctor Pons, el presidente de la entidad.
Aunque ese homenaje del que habla abarca mucho más allá. El hecho de que sea una abuela no es una casualidad, ya que también se pretende hacer un reconocimiento en el municipio a quienes han sido más vulnerables frente a la pandemia, a los mayores. «Su nombre hace referencia a la esperanza de que todo saldrá bien», añade Pons, quien apunta que tampoco es una coincidencia que el color del delantal que luce la figura sea verde, el símbolo de la esperanza. «Es una figura con una cara dulce y alegre», añade.
Pero los reconocimientos no acaban ahí. En el pañuelo que cubre su cabeza se puede leer la palabra gracias, y a su alrededor el nombre de todos los colectivos que han arrimado el hombro en unos tiempos tan difíciles como los que nos ha tocado vivir este año. Un particular homenaje a sanitarios, policías, profesores, farmacéuticos... Y un detalle más, un delantal en el que aparece el que durante varios meses fue el símbolo de resistencia para muchos, el arco iris con su mensaje de esperanza, en este caso con una leyenda en la que los nietos de Sant Lluís declaran su amor por su nueva abuela.
Una fiesta entrañable en la que por razones de seguridad tuvo que celebrarse con una reducción de aforo, por lo que solo Tecla pudo acudir a la cita en representación de los gegants del municipio. Ahora, dice Pons, solo toca esperar a que todo mejore para que pueda salir a desfilar por la calle con sus compañeros para el disfrute de los vecinos.
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