El producto textil sigue siendo el principal reclamo de la jornada

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La presencia del black friday irrumpió hace unos años con timidez pero poco a poco ha ido ganando terreno hasta convertirse en uno de los eventos comerciales del año. Al menos en lo que a presencia del formato importado desde Estados Unidos se refiere, porque lo de los resultados ya es otra cosa diferente. Difícil encontrar un establecimiento, principalmente en la rama textil, que no se apuntara este viernes a la oscura moda, y aunque la actividad fue superior a la de un viernes cualquiera, la cosa no fue para tanto en Ciutadella, si bien un poco más animada en Maó.

La estética cala pero no tanto el beneficio en el comercio tradicional. «Este mundo no tiene futuro porque hay poco gente que piense por sí misma», reflexionaba tras el mostrador vació el responsable de una tienda -reacio a ponerse nombre y apellidos- cercana a la Plaça de Born a la hora de hablar de una moda que «nos ha sido impuesta». En la misma línea se pronuncia calle arriba Juan Moll, al frente de otra tienda de ropa, quien habla del bombardeo «excesivo» que se vive durante estos días con el black friday y como al final los comercios se ven de algún modo «forzados» a seguir una tendencia que en el fondo «nos traen unos días que van bien», asegura.

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