La medida mínima permitida de cada captura es de nueve centímetros de cabeza. | Javier Coll

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El pasado sábado, primer día de abril, se inicia oficialmente la temporada de captura de la langosta de Menorca y estará en vigor hasta el 31 de agosto. A partir de este año y por primera vez el crustaceo insular que se comercialice podrá llevar una brida identificativa, un número de serie, el nombre de la cofradía que lo pesque y el lema «Made in Menorca». Y es que será una iniciativa voluntaria de cada agrupación pesquera.

El objetivo inicial tanto de las autoridades como de los pescadores era conseguir la marca «Langosta de Menorca»; sin embargo, cuestiones técnicas han imposibilitado la obtención de esta denominación de origen.
Y es que el problema radica en la incapacidad física de delimitar de forma exacta los caladeros de langosta. Es decir, resulta complicado determinar el punto de procedencia concreto de la captura de cada ejemplar, lo cual, de momento, hace inviable la expedición del distintivo «Langosta de Menorca».

SOLUCIÓN INTERMEDIA
Con esta denominación de origen el consumidor tendría constancia explícita de que estaría consumiendo un producto de Menorca, además de que se pondrían más trabas a la pesca furtiva de este animal.
Teniendo en cuenta que los consellers Ares y Company se habían comprometido el año pasado a hacer las gestiones necesarias para obtener para la Isla la marca «Langosta de Menorca», desde el Consell Insular se ha optado por conseguir una solución intermedia a la espera de que se pueda solventar dicha problemática.
Y es que con la iniciativa por la que se ha optado se sabrá al menos si la langosta ha sido capturada en la zona de pesca de Maó, de Ciutadella o de Fornells. Aunque desde las cofradías se ven con buenos ojos la propuesta de langosta «Made in Menorca», algunas voces aisladas discrepan por el trabajo de colocación de las bridas.