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FICHA

Eduardo Vega de Seoane (Madrid, 1955) lleva más de treinta años pintando. El expresionismo abstracto americano ha sido uno de sus referentes, si bien con el tiempo ha logrado lo más difícil, el desarrollo de un lenguaje propio. Acrílico, óleo, barras o carboncillo son sus instrumentos, y los colores las teclas con las que refleja las emociones sobre el lienzo. Su familia quería que fuera arquitecto. Descubrió la pintura en Holanda cuando era joven.

Raquel Marqués
Maó

En una trayectoria tan extensa y reconocida como la suya, ¿los referentes varían mucho?
Las raíces no, pero todo evoluciona. En realidad lo complicado es elaborar un lenguaje propio que sea identificable. Con el tiempo mi historia se ha convertido en una lucha por conseguir más espacio de libertad en el cuadro.

¿Busca una pintura abierta?
Sí, donde las formas y los colores se abran más. También tiene que ver con la energía que te transmita. Lo que uno hace siempre es un reflejo de lo que piensas y de cómo eres. En este sentido, busco una energía positiva que a la vez tenga fuerza.

Energía que le transmita a usted y al público.
Sí, pero lo complejo de mi forma de pintar es que necesito tener claridad y al mismo tiempo dejarme ir. No es pintar por pintar, tienes que saber dónde intervenir en el cuadro. Requiere de mucho tiempo de contemplación y a lo mejor el momento en sí de hacer es menos. Lo más complicado cuando uno pinta es ver lo que estás haciendo, hay veces que estás tan encima que te cuesta ver lo que haces. Y lo de echarle horas es un poco un tópico porque si te pones a trabajar por trabajar puede que lo que hagas no sirva para nada. Lo importante es tener claridad. A mí me interesa la inseguridad de que vaya a salir algo porque de alguna forma el resultado siempre me va a sorprender.

¿Cómo desconecta para volver a retomar la obra con energía y frescura?
Retomar lo que has hecho el día anterior y que siga siendo fresco es lo difícil. En mi caso trabajo con varios cuadros a la vez y normalmente los tengo vueltos de cara a la pared para no verlos hasta el momento en que voy a trabajarlos de nuevo, porque si los estoy viendo mucho parece que haya como una especie de fuerza que cueste cambiar. Es complicado de definir porque precisamente una de las características del arte es que no se puede explicar con palabras.

En su caso usted lo explica con mucho color.
Sí, pero la forma también es importante, en los trazos utilizo caligrafías, el color es importante pero va todo unido, también hay que saber dibujar. El color es la parte más sensible y las líneas son parte de tu forma de expresarte.

¿Cuál es su reto diario tras más de treinta años frente al lienzo?
Seguir ilusionado y tener un estímulo para hacer lo que haces. En mi caso estoy muy satisfecho porque puedo vivir de la pintura, de lo que a mí me gusta.

¿Se siente cómodo trabajando en Madrid, en una capital tan bulliciosa?
Sí, establecí allí mi estudio, pero vivo en las afueras y eso me sirve para desconectar de Madrid. También tengo una casa de campo y eso me permite combinar la tranquilidad con la ciudad.

La de la galería Encant de Maó ¿es su primera exposición en Menorca?
Individual sí, con anterioridad ya había participado en una colectiva en la misma Encant, de ahí vino el contacto para inau­gurar ahora "Baño de color", donde generalmente muestro obra reciente de diferente formato.

¿Cómo siente la percepción del público frente al arte abstracto?
Hoy los pintores somos considerados como algo clásicos. En las ferias de arte, por ejemplo, hay cada vez más fotografía y menos pintura, pero creo que en su mayoría la gente prefiere la pintura moderna, sobre todo a la hora de decorar una casa porque en general es más alegre.

¿No se ha rendido a las composiciones digitales?
No, la verdad es que en un momento dado me intenté enganchar al ordenador pero me di cuenta de que conseguía mejores resultados con los materiales de toda la vida. El tratamiento digital te lo venden como un lenguaje más moderno, pero creo que hay un componente un tanto superficial. Lo importante es que la obra sea buena y que tenga calidad independientemente del soporte. Hoy parece que si no haces fotos o no utilizas el ordenador no eres moderno.

¿Sus proyectos de futuro más inmediato?
Próximamente tengo programadas exposiciones en Vigo, San Sebastián y Zaragoza.

¿Qué opinión le merece la crítica?
Hay pocas que se puedan leer. Generalmente es como hablar en chino y dar a entender que se dice algo. La crítica debería tomar partido e interesar a la gente sobre lo que va a ver. Muchas veces te ponen citas de filósofos simplemente para rellenar y, sinceramente, da mucha pereza leerlo.

¿Es una crítica demasiado amable?
¿Amable?, más bien no dice nada.

"Baño de color" en la galería Encant de Maó hasta el 30 de mayo:

www.eduardovegadeseoane.com
www.encant.net