TW
0

Raquel Marqués Díez

Café de miércoles en el único local de Menorca donde parece que no estás en Menorca. Es bueno salir de la Isla dejando tu cuerpo en ella. Lo recomiendo. Al menos una vez por semana hay que estirar el cuello cual jirafa, tomar aire y volver al paraíso. Pues bien, allí, al lado de mi galleta de canela, El País me cuenta que "San Google" le hace los deberes a los niños. "Menudo chollo", pienso, y me imagino aquí en esta nueva era en un aula cibernética donde llegamos a clase en esos monopatines voladores al estilo de Marty McFly en "Regreso al Futuro" y encendemos los portátiles para seguir un tutorial on line sobre los diptongos y triptongos. Señala la periodista de este rotativo que con teclear "hago tus deberes", en el buscador aparece una oferta irrechazable (con saldos desde 5 euros) para todos esos padres que faltos de tiempo jamás han ayudado a sus hijos a realizar las tareas escolares. "Mother mine!, ¿pero hay padres así?", que diría un buen amigo muy hacendoso y en el papel de progenitor desde hace siete años. Pues sí, los hay porque el pasotismo no entiende de gremios. Y yo, mientras seguiría allí, sentada en mi pupitre del 2040 -que está a la vuelta de la esquina si es que el asteroide "Apophis" no choca contra la Tierra en 2012-, y escucharía la voz de nariz de un profesor virtual que no nació en un hospital sino fruto de un código binario. Me parecería estar en el mundo feliz de Aldous Huxley y me acordaría de algo que los antiguos llamaban libros y que la Wikipedia me diría que eran obras impresas sobre papel. Se me cae la cucharilla al suelo y con su ruido me doy cuenta de que he estirado tanto el cuello que una vez más me he perdido en el espacio exterior. Por suerte, claro está.