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El creador catalán Toni Riera crea un mundo de personajes con los materiales que devuelve el mar

Raquel Marqués
Maó

FICHAMe llamoToni Riera, nací en Lleida en 1974, y hace seis años que me dedico acrear personajes a partir de material reciclado que encuentro en las playas de Menorca. Soy unenamoradode la Isla, me cautiva su naturaleza, una de mis aficiones espasear por Menorca en bicicletay descubrir cada rincón.

Toni Riera es quizá uno de los creadores más ecológicos de la Isla. Hacer arte con todo aquello que los otros desechan tiene mérito. La imaginación y su atracción desmedida por los objetos han desembocado en una amplia colección de seres

que parecen tener vida propia. El proyecto "Els ninots d'en Tonet" comenzó hace seis años al descubrir en las playas de Menorca una mina de materiales de lo más variopintos. Chanclas, tapones de plástico o de corcho, maderas, pelotas, peines, trozos de escoba o cuerda, bolas de posidonia o cabos, por nombrar algunos y que en sus manos se transforman en piezas de autor con las que pretende sacarle una sonrisa al público.

En su taller-estudio del puerto de Maó, este técnico en Artes Aplicadas al Muro por la Escola Municipal de Belles Arts de Lleida da una salida más que digna a todo aquello que para el resto no es más que mera basura. Pese a haber experimentado con la pintura durante un tiempo, la curiosidad de Riera por los volúmenes le lleva a construir un mundo que comienza con las máscaras y que, poco a poco, evoluciona hacia marionetas, muñecos, esculturas e incluso instalaciones. "Siempre me ha atraído el objeto y con este proceso de reutilización, que inicié con materiales vegetales y que ahora acoge cualquier tipo de excedente que el mar expulsa hacia la costa, ya llevo alrededor de 200 piezas", explica.

Durante el invierno sus largos paseos por las playas del Norte se convierten en una especie de ritual para el avituallamiento de herramientas con las que erigir su obra. El azar como instrumento. El reciclaje como punto de partida de un sinfín de personajes a los que bautiza inspirándose en la menorquinidad a propósito del lugar que los ha visto nacer. Nombres como "S'avi Miquel", "En Toni, s'homo Talaiòtic", "Na Cati, sa mestra d'aló", "En Tòfol, s'elefant" o "En Pitus, s'homo de sa Cova des Pas".
Riera habla con pasión de las leñas pulidas por la sal del mar o el sol. "Encontrar objetos de este tipo para mi es una joya porque la máscara ya aparece ahí de manera natural, con sus ojos, su boca... sin haberla manipulado. Soy un coleccionista impulsivo de cosas que vienen del mar". Por su carácter de marcado principio ecológico lo más sorprendente que dice haber hallado en la playa son hamacas de piscina o un parachoques de automóvil con matrícula de Barcelona. "Me gusta pensar en la historia que hay detrás de cada objeto, en cuál ha sido su camino hasta llegar a mis manos".

Consciente de que a algunos les puede no gustar su arte, el catalán considera que, por lo general, la palabra arte se magnifica demasiado y en ocasiones se peca de exceso cuando se argumenta que una obra posee un valor incalculable. "Hoy es muy difícil saber lo que es y lo que no es arte, por ello prefiero definirme como un artesano más que como un artista de galería". Con varias exposiciones indi-viduales y colectivas a sus espaldas entre Catalunya y Menorca, está especialmente ilusionado con la muestra que protagonizará en 2010 a propósito de la Fira Internacional de Titelles de Teatre de Carrer en Lleida, su ciudad natal. Asimismo está en contacto con una galería de Céret, en Francia. "Es evidente que el mensaje ecologista está presente en mi obra, pero no quiero dar lecciones a nadie", acaba.