TW
0

Raquel Marqués Díez
La crisis tiene al país entumecido, dividido y hastiado. A todos nos duelen los huesos y el bolsillo en un crudo invierno que se nos ha pegado a la solapa y que no logramos sacudirnos de encima. Las primeras cuentas de Obama contemplan el mayor déficit desde la II Guerra Mundial. Yo no soy la nueva inquilina de la Casa Blanca pero mi descubierto, me refiero al moral, es un lastre con el que no llego a fin de mes. Hablo de integridad porque una y otra vez me cercioro de que no he tenido nada que ver con esta desaceleración económica. Obviamente no cabe decir que es fruto de un autoengaño, pues todos hemos contribuido a inflar el globo del capitalismo. Un sistema que también ha dado tijeretazo al "Summercase" de Madrid y Barcelona. Olvídense del festival y de sus pulseras "de gratis" hasta que vengan tiempos mejores...
Mi crítico me llama de madrugada. Todo tiene solución, me dice. Admiro cada una de sus palabras y silencios. Y me convence. Es lo que tiene parecerse como dos gotas de agua. Ahora de lo que se trata es de mantenerse a flote, mientras otros tejen y destejen vidas ajenas con todo el descaro del mundo.