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Rafael Trénor trabaja en una propuesta única, un monumento a la Tierra que pasa por Hawai'i, Isla de Cocos, Isla de Maíz, desierto de Kalahari, Lago Baykal, Tierra de Fuego, Galicia y Nueva Zelanda

Raquel Marqués
Maó
El Alma del Mundo" se esculpe en ocho confines del Planeta. El valenciano Rafael Trénor es el causante de un ambicioso proyecto escultórico ideado como monumento a la Tierra, según su autor, en toda su "dimensión global e inmensa ante la que conceptos tales como nación, raza, fronteras o especies pierden por completo su significado". Un proceso artístico con el que destapar la esencia planetaria a partir de una única combinación de puntos a través de los que surgen los vértices de un cubo inscrito en una esfera, o lo que es lo mismo, la Tierra inserta en el cielo. Un armónico ensamblaje con pirámides triédricas a su paso por Isla de Cocos (Australia), Isla de Maíz (Nicaragua), desierto de Kalahari (Botswana), Islas Hawai'i, Tierra de Fuego, Lago Baykal, Galicia e Isla Sur de Nueva Zelanda.

La propuesta, en la que lleva trabajando desde 1988, surge de la misma inquietud por el simbolismo y la interculturalidad que heredó tras hacerse con el concurso de la Expo de Sevilla. "Todos estos trabajos proceden del cielo de Menorca. Me hallaba absorbido completamente con la "Esfera Armilar" cuando en el dintel de la puerta de mi estudio vi un cubo en el interior de una esfera y dos pasos más adelante me di cuenta de que esa esfera era la de la Tierra. Esa idea se me quedó grabadísima, lo recuerdo perfectamente. El momento de la inspiración es en un instante pero luego han hecho falta años de estudio acerca del cielo, la Tierra y la geometría para llevar el proyecto a cabo".

La relación con los cuerpos sólidos platónicos llevó a Trénor a descifrar el cubo como Tierra y las pirámides (o los ocho vértices de dicho cubo) como fuego, por asociación de cómo los cuerpos regulares (tetraedro, hexaedro o cubo, octaedro e icosaedro) se corresponden respectivamente a los cuatro elementos, fuego, tierra, aire y agua. Más tarde, una lectura donde se describía fuego y tierra como la armonía del alma del mundo le llevaría a bautizar el proyecto.

El escultor, afincado en la Isla desde principios de los años setenta, comenzó a gestar el destino del "Alma del Mundo" desde su taller-estudio de Sant Climent. "Pese a mi intención de que Menorca estuviese presente, al final tuve que obedecer ya que sólo existe una única combinación posible mediante la cual los ocho vértices del cubo afloran en tierra firme", explica.

Del martillo al Google Earth
Sus primeros pasos comienzan con mayor dificultad en tiempos en los que no existía la Red. "Finalmente, Internet ha sido una herramienta fundamental para el desarrollo de esta propuesta donde intervienen desde el cincel y el martillo, los utensilios más antiguos, hasta el Google Earth".
Habla Trénor de los inconvenientes de convencer de su conjunto escultórico desde la distancia, pero asegura que "una vez allí todo el mundo siente como importante que su territorio forme parte del Alma del Mundo". Uno de estos obstáculos burocráticos a superar le ha llevado a contar con el apoyo económico de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) -adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores- que se ha implicado en la ejecución del vértice de Tierra de Fuego con 25.000 euros.

En Moloka'i (Hawai'i) se abrió camino la primera de estas pirámides en 2002. Detrás de cada intervención hay una historia. "Cada vez que se desencadena la realización de un vértice es como si abrieras una caja misteriosa de la que salen cosas inesperadas y de repente tu te ves en medio de una historia casi irreal, a veces, de ensueño". Actualmente hay tres vértices completados y cuatro más restan en proceso. "Solo hay uno de ellos donde aún no he podido establecer contacto, en la República de Buryat, en Siberia, en la cuenca del Lago Baykal", señala.

A punto de concluir el ecuador de la propuesta, Trénor plantea Galicia como su siguiente objetivo. Un punto que, a nivel poblacional, es el más importante y con el que acabaría de impulsar el "Alma del Mundo". Para ello cuenta con la ayuda de Juan Enrique Almeida, constructor afincado también en Menorca, que durante los últimos treinta años ha trabajado en casi todos los proyectos de Rafael Trénor, esculpiendo, construyendo maquetas, montajes o edificaciones. Él es quien dirige los trabajos de excavación y construcción de los vértices. De nuevo, surge la conexión con la Isla, la maqueta del proyecto está aquí, donde nació y se desarrolló la idea. Asimismo, y ya que inicialmente el fin era esculpir el conjunto en tierra, apunta Trénor que al final les ha sido imposible porque "allá donde hemos ido no hay piedra así que hasta la fecha las tres primeras intervenciones se han construido siguiendo la técnica menorquina de la paret seca en la que Juan Enrique Almeida es todo un maestro, y lo aprendió de "Mevis" de Mussuptà, en Menorca". Alberto Gutiérrez, Arthur Bloch o Josef Marc, entre otros, forman parte de un equipo al que se suma gente en cada viaje.

"El Alma del Mundo sólo puede nacer en esta época, donde cada vez más el mundo es uno. La propuesta es por un lado el elogio de la Tierra como patria de todos y, por otro, los ocho vértices con todos sus prismas distintos aludiendo a la diversidad", concluye. Éste es su particular homenaje a una Madre Tierra, dice, "venerada históricamente por tantísimos pueblos, y cuya sagrada Naturaleza, secularmente respetada por el hombre, viene siendo torpemente desatendida".

Más información: www.almadelmundo.com http://www.abpress.net/Anima_Mundi_Rafael_Trenor.html