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JOAN-ENRIC VILARDELL SANTACANA
"Lo más importante, que no hay nada importante,
es dar una solución hermosa a la vida."
Miguel Hernández, poeta
Penal de Ocaña, 1942.

A escasa distancia de Roüen, sobre la costa de la Alta Normandía, el núcleo rural de Varengeville-sur-Mer acoge el Bois des Moutiers que abarca la casa, los jardines y el parque que el arquitecto Edwin Lutyens y su prima, la paisajista Gertrude Jeckyll, construyeron en 1898 para el banquero Guillaume Mallet y su familia. El encargo, que le llegó a Lutyens tras ser elegido para diseñar el pabellón que habría de representar a su país en la Exposición Internacional de París del año 1900, fue el primero que el prolífico arquitecto desarrolló más allá de la geografía de su Gran Bretaña natal.
Contemporáneo de Antoni Gaudí y Charles Rennie Mackintosh, el joven Lutyens había adquirido una formación autodidacta estudiando la arquitectura vernácula que rodeaba su domicilio de Surrey, bajo una atmósfera cultural dominada por las teorías de Morris que, como es sabido, planteaban soluciones ante la crisis ambiental producida por la implantación de la industria anglosajona. Cuestionando el desarrollo capitalista en ciernes y a la búsqueda de una relación equilibrada entre campo y ciudad que evitase la destrucción de las tradiciones rurales, Arts and Crafts fue la versión anglosajona de otros movimientos europeos, en cierto modo paralelos, opuestos a la "corrupción del siglo XIX y sus dogmas clasicistas". Para Morris y sus seguidores, "la solución a la crisis de la cultura oficial burguesa del momento se alcanzaba mediante la recuperación del modelo social, económico y cultural establecido durante la Edad Media" (1), en una visión idealizada.
Se trataba, por tanto, del retorno a un período en que "la construcción estuvo en manos de los maestros de obra, al tiempo en que se fabricó de un modo práctico y los edificios tuvieron la dignidad del trabajo humano" (2). Así, la reacción contra el maquinismo y los modelos provenientes de Beaux Arts estimuló la transformación de los fundamentos autóctonos para adoptar un vocabulario de inspiración medieval que encontró en la construcción de grandes casas señoriales en entornos rurales el prototipo con el que alcanzar la romántica imagen del hogar del hombre inglés, luego trasladada a las extensiones suburbanas residenciales.
Arts and crafts
Sin embargo, pese a que los maestros de Arts and Crafts y sus discípulos hicieron de la iconografía medieval la base figurativa de su trabajo, ésta apenas se percibe en la obra de Lutyens. A cambio, como ha observado el crítico Peter Inskip, "(?) En general, todas las casas de Lutyens tienen la misma planta y hay un arreglo jerárquico de espacios muy similar al de un castillo medieval.(?) En la mayoría de las casas que primero construyó Lutyens, la sala de estar domina, pero después de utilizar el atrio como volumen principal.(?) Cada una está situada de norte a sur con una secuencia lineal idéntica de espacios interdependientes arreglados a lo largo del eje, es decir, el patio delantero, el vestíbulo de entrada, el salón y el jardín" (3). En efecto, esta definición resulta aplicable en la casa de Varengeville-sur-Mer.
Reivindicando los sencillos placeres del campo inglés, Lutyens levantó un conjunto asimétrico caracterizado por la simplicidad, la exaltación de las chimeneas y el uso de las paredes planas, agrupado bajo la volumetría de una gran cubierta evocadora del mundo seguro y estable de la tradición constructiva normanda.
El pabellón de acceso da inicio a un recorrido que, transcurriendo entre jardines rodeados de altas tapias, se descubre a medio camino como eje secundario por la presencia de una larga pérgola que funde la casa con el jardín y conduce al gran parque botánico diseñado "a la manera inglesa" por Jeckyll.
Atravesada la pérgola, una sencilla escalera permite acceder a un pórtico cubierto que, en posición descentrada, antecede a un vestíbulo previo a un grandioso salón a doble altura a su vez conectado mediante una cancela a una plataforma o terraza elevada con glorieta que, como en una fortificación, protege la casa del campo abierto a su alrededor. Una secuencia arquitectónica que nos habla de la suma atención concedida por Lutyens a la relación de la casa con su entorno así como a una organización interna, separativa de espacios públicos y privados, que establece una división jerárquica entre familia, visitas y empleados, demostrando una actitud de respeto por la intimidad de la visita y de realce de la vida familiar y sus rituales, que serán comunes en la obra doméstica del autor.
Por último, el cuidado diseño de un mobiliario interior en perfecto estado, acaba por convertir la mansión de Varengeville en una deleitosa experiencia plenamente ilustrativa de los postulados revisionistas de la segunda generación Arts and Crafts a la que el joven maestro perteneció.
Elementos clásicos
Como ha apuntado Elisabeth Wilhide, autora de numerosos libros sobre este período artístico, "Lutyens hubiera sido considerado modernista de haber seguido en la línea de la casa de los Mallet, pero en los años siguientes fue a buscar a Roma o a Grecia su inspiración. Los elementos clásicos, siempre presentes en mayor o menor grado, empezaron a destacar a partir del cambio de siglo" (4).
Ya en 1904 se hace del todo evidente que, adelantándose a un cambio generalizado contra el romanticismo nacional y a favor de los valores clásicos que perdurarían hasta finales de la Gran Guerra, el arquitecto nacido en Surrey se adentra en la experiencia de combinar el revestimiento vernáculo de exteriores con interiores enteramente clásicos.
Es el inicio de unas décadas de libre cosmopolitismo de corte colonial dedicadas a la construcción de un sin fin de casas para nuevos y acaudalados clientes, un tiempo caracterizado por "sus inteligentes colisiones de fragmentos clásicos y medievales bajo un controlado sentido de la proporción y un armónico criterio organizativo" (5), característicos de su trabajo.
Para Lutyens, no resultó difícil la transición desde los valores puritanos del inicio hasta los gestos grandiosos, incluso barrocos, de una madurez donde los numerosos encargos oficiales conocieron su máximo nivel. La ortodoxa planificación urbanística de Nueva Delhi de 1912, que tanto elogiara Le Corbusier, y la construcción de sus principales edificios gubernativos mediante un elegante clasicismo ecléctico bastaron para acreditar la impresión de su nombre en las páginas de cualquier libro de la historia de la Arquitectura Moderna.
Siendo presidente de la Real Academia de Arte y absorto en programar la reconstrucción del Londres arrasado por los bombarderos alemanes, sir Edwin Lutyens falleció en 1944, rodeado de todos sus dibujos, en la cripta de la Catedral Católica Romana de Liverpool, que estaba construyendo.
Al igual que Gaudí y Mackintosh, nuestro hombre no dejó escritos que argumentaran su concepción arquitectónica, siempre variable en función del lugar y de la personalidad del cliente. Para este genial artista, la arquitectura se reducía a una cuestión muy simple, esto es, "construir con talento".

(1) Segre, Roberto:"Arquitectura y urbanismo modernos. Capitalismo y socialismo". Ed. Arte y Literatura. Ciudad de la Habana, 1988. Pág.75.
(2) De Azúa, Félix:"Cuando la luz oscureció la tierra". El País, 12 de octubre de 2008.
(3)Architectural Monographs 6. Edwin Lutyens. Academy Editions. London. 1979. Pág.110.
(4) Wilhide, Elisabeth:"Sir Edwin Lutyens. Designing in the English tradition". Ed. Pavilion. London, 2000. Pág. 32.
(5) Curtis, William J.:"La arquitectura moderna desde 1900". Ed. Phaidon. London, 2007. Pág.91.