Lluís Vergés
Maó
Contradiciendo las leyes de Murphy, a veces podemos encontrar por pura casualidad libros de gran interés que han pasado totalmente desapercibidos al aparecer como novedad. Es el caso de "La ley de Murphy tiene explicación" en el que el divulgador científico norteamericano Richard Robinson se propone revelar lo que la ciencia puede decir del famoso postulado de que "todo lo que puede salir siempre mal sale mal" y sus corolarios.
La explicación general de Robinson es que nuestro cerebro está desfasado respecto al mundo que ha creado. "La Ley de Murphy -dice- es una criatura del mundo contemporáneo, con toda su apabullante complejidad. Si quisieramos descubrir una época de inocencia pre-murphiana tendríamos que retrotraernos a la Edad de Piedra allá por el 5.000 a.C. (...) Hemos recorrido mucho camino desde la Edad de Piedra pero nuestros cerebros se han quedado rezagados. Nuestra mente todavía está engolfada en los sueños del Paleolítico. Y cuando la mentalidad paleolítica choca con el mundo moderno, ahí surge Murphy".
En el primer capítulo el autor discute como captan los sentidos las piezas del rompecabezas que es el mundo. "La imagen cambia diez veces por segundo (éste es el ritmo de actualización de la imagen que tenemos de lo que nos rodea). Además las piezas son un millón, correspondiente al millón de impulsos nerviosos que el cerebro recibe cada décima de segundo. Es un gran aluvión de piezas y hay que encontrarles un sentido. Los mejor que podemos hacer es atrapar al paso la mayor cantidad posible de ellas y tratar de intuir el resto de la imagen a partir de lo que consigamos ordenar". Pero en este complejo proceso es fàcil equivocarse como demuestra brillantemente Robinson.
Con argumentos, a veces científicos, especulativos otras, el autor nos explica cuestiones que hacen referencia a la relatividad del tiempo, cómo son porqué el cazo que uno vigila siempre parece que tarda más en hervir o porqué el último minuto de un partido igualado da la sensación que dure una hora si uno de los equipos es nuestro favorito. El libro nos desvela algunas paradojas de la memoria tales como la tendencia a recordar la cara pero no el nombre de una persona o el fenómeno por el que cuando se aprende una palabra nueva la oímos en todas partes. Analiza también los aspectos sociales de las leyes de Murphy y trata de argumentar porqué "nada favorece tanto el éxito como la apariencia de éxito", porqué "los chistes del rico siempre son mejores" o porqué "todo lo que se lee en el periódico es verdad, excepto ese asunto del que casualmente tiene uno conocimiento directo". Finalmente, Robinson utiliza argumentos de ciencia pura para justificar porqué "la tostada cae siempre del lado untado de la mantequilla" o la razón porqué las botas suelen comerse los calcetines.
No todas las explicaciones de Robinson son igual de convincentes pero casi todas muestran un gran sentido del humor y bastantes nos enseñan aspectos nuevos de la realidad y de algunas ilusiones que nos llevan a confundirnos. Un libro breve pero que nos abre a nuevas interpretaciones de la realidad.
Menorca | Migracion
Ciencia y razón detrás de las leyes de Murphy
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