Razón y utopía en el pensamiento ilustrado

J.C.
Madrid
La catedrática Carmen Iglesias es todo un referente en el mundo intelectual y académico, puesto que ha ocupado y ocupa importantes cargos y ha desarrollado tareas relevantes. Baste decir que es académica de la Lengua y de la Historia, que ganó la cátedra de Historia de las Ideas y Formas Políticas, que se le encomendaron misiones de peso en la educación del Príncipe y de la infanta Cristina y que ahora es presidenta de Unidad Editorial (el grupo que publica el diario "El Mundo"). Pero todo ello no le ha impedido contar con una amplia producción como escritora e investigadora, como se pone de manifiesto al repasar su biografía.
"Razón, sentimiento y utopía" es uno de sus últimos libros, aunque los contenidos hayan sido divulgados antes. Se trata de una recopilación de artículos que han ido apareciendo aquí y allá, sobre todo en revistas especializadas, pero al que la unidad de los temas abordados (fundamentalmente una inmersión en el pensamiento ilustrado) le impulsó a ofrecerlo como libro hace casi diez años. En esta cuidada edición (que amplía y redondea su entrega anterior) desfilan ante nuestros ojos diferentes acercamientos a las gigantescas figuras de Montesquieu y de Rousseau, desde sus semblanzas al papel que han jugado en sus obras la política, la ética, el proceso del conocimiento y las utopías que jalonan algunos de sus escritos.
Precisamente nos gustaría llamar la atención sobre el interés que revisten las páginas que dedica a ese pensamiento imaginario: la capacidad de construir mundos posibles, como apertura a la innovación y al cambio. Esa aportación que se produce en buena parte de la historia del pensamiento ha sido muy positiva, aunque haya que lamentar algunos proyectos utópicos basados en el uso de la fuerza para imponer la sociedad perfecta con que han soñado algunos fanáticos. Es la "pesadilla utópica", como la califica Carmen Iglesias, que se puede rastrear en alguno de los fundamentalismos que se han producido y que se siguen construyendo para desesperación de millones de personas.